Juan Villoro, escritor mexicano:




El niño va a recordar siempre la voz del padre o de la madre leyéndole

Es uno de los grandes narradores mexicanos, capaz de brillar en la narrativa adulta y de tener un gran éxito en la literatura infantil. También es un destacado periodista y el año pasado una columna suya titulada "La alfombra roja, el imperio del narcoterrorismo" ganó el Premio Internacional “Rey de España”. En ese artículo mostraba la profunda corrupción del sistema social y político mexicano, fruto del reinado del narcotráfico y de dos gobiernos de derecha que, según describe, han hecho más ricos a los ricos, como Carlos Slim. Villoro vino a Chile para el Congreso de Literatura Infantil y Juvenil y lo entrevistamos antes del terremoto. El sismo lo pilló en el piso 7 del hotel San Francisco y lo que vivió allí lo contó en una entrevista en The Clinic: “Esos dos minutos fueron los últimos de mi vida”, dijo. Aquí habla sobre cómo fomentar la lectura entre los niños y también de cómo les habla a sus hijos del narcotráfico en una nación donde hay 3 mil niños a los que se les ha implantado un chip que permite ubicarlos por satélite en caso de secuestro.



¿Qué le pareció el cambio político en Chile?

-Sorprendente, porque creo que los activos de la presidenta Bachelet eran muy altos. Había creado una plataforma socialdemócrata moderada, bastante eficaz y muy respetada en Latinoamérica. Para México, Chile ha sido varias veces una aspiración. En tiempos de la Unidad Popular, con la canción de protesta y la poesía de Neruda, constituyó una aspiración muy romántica e irreal. Bachelet fue como esa utopía aterrizada, sensata, negociadora. Entonces sorprende que no haya podido dar continuidad. Quizás el problema fue que el candidato no era de refresco.

En nuestra campaña presidencial varias veces se comparó a la Concertación con el PRI. ¿Te parece que son coaliciones equivalentes?


-Evidentemente hay muchas diferencias entre un partido que pactó con todo tipo de situaciones criminales para mantener el poder, y lo que ha hecho la Concertación. Y la verdad es que creo que es una desgracia que Chile no continúe en la senda socialdemócrata incluyente que llevaba y haya optado por esta refundación corporativa que en América Latina alienta solo a los yuppies.

Tú sostienes que con la llegada de la derecha -primero con Fox y ahora con Felipe Calderón- México no ha mejorado. En tu artículo “alfombra roja” resumes estos años de gobiernos derechistas con la frase “bienvenidos al caos” ¿Qué pasó?


-Nosotros teníamos una gran esperanza en la alternancia democrática, pensábamos que iba a ser la panacea perfecta, pero no lo fue. En el caso de México quedó claro que la derecha, el Partido de Acción Nacional (PAN), funcionaba bien en la oposición, pero no tenía un verdadero proyecto de nación. En ese sentido han sido años perdidos.

¿Qué problemas ha tenido el gobierno de la derecha?

-Hay ciertos intereses que nosotros los llamamos poderes fácticos, que se han beneficiado mucho. Por eso, del PRI autoritario pasamos a una confederación de pequeños autoritarismos. Y de una sociedad donde la impunidad era monopolizada por el PRI, entramos a una sociedad donde la impunidad funciona en distintos niveles. Un ejemplo es el de los monopolios. México es una economía de monopolios. Yo vine a Chile cuando se privatizaron los teléfonos y había muchas compañías que tenían guerras de tarifas muy competitivas y me acuerdo que hablaba a México casi gratis todos los días. Eso es lo que debe hacer una sociedad de mercado, crear competencia y ofrecer opciones. En México, en cambio, los teléfonos se le dieron a una sola persona en régimen de monopolio, entonces se sustituyó el monopolio del Estado por el monopolio de Carlos Slim, que hoy es el tercer hombre más rico del mundo...

Se entiende el porqué.


-Exactamente, por mal empresario que fuera, con ese monopolio…. Entonces lo que tenemos ahora es otra forma de impunidad. Tenemos dos televisoras que controlan prácticamente toda la comunicación y se niegan a pagar impuesto por el recambio al sistema digital. Han tratado de hacer una ley que llaman la ley Televisa para no pagar impuestos. Entonces tenemos una sociedad de evasores de impuestos, de monopolios y también de mafias sindicales, una sociedad donde nadie rinde cuentas. No es casual que prospere el narcotráfico.


QUÉ DECIRLE A UN NIÑO SOBRE EL NARCOTRÁFICO


En tu ponencia en el congreso de Literatura Infantil y Juvenil te burlaste de la novela Corazón de Edmundo de Amicis. ¿Qué es lo que no te gusta de esos textos para niños? ¿El melodrama?


Yo creo que el problema de libros como Corazón y varios otros que me tocó sufrir en el colegio es que la idea de la pedagogía es extraordinariamente reductora. Yo estoy en contra de una idea de la literatura infantil como un corsé, como cohesión reductora de las potencialidades del niño. Francisco Hinojosa (exitoso autor infantil mexicano) decía que durante mucho tiempo la literatura infantil tenía un cometido abiertamente pedagógico y no pensaba en lo que los niños querían leer sino en lo que debían leer. Lo que no me gusta de Corazón es que edifica a los niños en los valores que les parecen importantes a los adultos. A esa literatura me resisto.

¿Pero no son esos valores los que se echan de menos en la sociedad mexicana? Me refiero a honestidad, solidaridad, ser capaz de reconocer que te equivocaste...

Pues es cierto que hay un problema ahí. Hoy en México se transmiten los valores de la impunidad y del machismo, porque los padres son machistas. Los padres suelen tener un hijo designado que es el consentido, que es como el capo de la tribu y todos los demás son los sicarios a su servicio. Ese es el único que puede hablar junto con el padre y nada más. En el colegio los valores que rigen no son los del aula sino los del patio. El hombre fuerte del patio es el admirado. Los que estudian son vistos casi como homosexuales, hay una cosa horrible de que el que estudia es un mariquita. En toda la sociedad se están dando valores negativos que tienen que ver con esta impunidad, esta ley del más fuerte. Y creo que la literatura infantil tiene que cambiar esto, si es que puede, pero no de manera reductora. No creo que se le deba decir al niño que tiene que ser de una manera sino que hay muchas posibilidades de ser y que existe el bien y existe el mal. En ese sentido cuando escribo para niños no pienso en lo que ellos deben leer sino en lo que quiero compartirles. Por supuesto que hay respeto por lo que ellos pueden asimilar. No creo que deban leer textos de crueldad extrema de mutilaciones o pornografía o historias que tengan finales desesperanzadores. De hecho creo en la ética del final feliz, me parece que la literatura para niños tiene la obligación de llegar al final feliz…

¿Qué dirías que es entonces la literatura infantil?


-Pienso que es una rama de la filosofía, que los grandes cuentos infantiles son juguetes filosóficos. Tú puedes hacer una novela para adultos que sea una evasión elegante, una diversión sofisticada, pero es muy difícil hacer cuentos para niños que no toquen temas como el bien y el mal, la muerte, el sentido de la amistad, el sentido del amor. La literatura infantil es muy difícil de realizar porque nos pone en contacto con estos enigmas. Y además, tienes que llevar la historia hacia un final feliz, lo que también es muy complejo porque en la literatura infantil los personajes tienen que merecer la felicidad.

Algunos autores actuales buscan poner en contacto a los niños con los problemas más cotidianos y complejos como, por ejemplo, la separación de los padres. ¿Qué te parece tratar esos temas en la literatura infantil?


-Mira, yo soy hijo de divorciados en una época en que había muy pocos divorcios y me marcó mucho. Era el único hijo de divorciado en mi salón…

¿Era un secreto?


-Sí, pero el rumor ya se había corrido. Y yo insistía en que mi papá dormía en la casa… tenía una actitud patética, tipo Corazón, de fingir que tenía una familia normal. En mi barrio sólo éramos dos las familias divorciadas y me convertí un poco en el hombre de la casa, a los 9 años. Eso a mí me afectó. Esta situación la revivo en “El libro salvaje” porque es una marca de soledad, es un problema contemporáneo. Me parece muy importante que se aborde no solo para mostrar la realidad sino para trascenderla. Porque finalmente el arte es dolor trascendido. El arte surge de la tristeza, del conflicto y se convierte en un placer estético, esa es la gran paradoja del arte. Por eso Tolstoi dice que las familias felices no tienen historia, en cambio las familias tristes son distintas porque cada una sufre a su manera. Pienso que la lectura de esos temas le sirve al niño, para pasar de la rabia que tiene al principio a una situación en la que entiende lo que ocurre y se habitúa. Creo que con la literatura infantil podemos dar diagnósticos y también remedios en una gran variedad de temas. Por ejemplo, está el libro de Carlos Pellicer, que es un gran ilustrador mexicano, que se llama “La historia de una abuela”. Allí aborda el tema de la muerte de la abuela que es, junto con la muerte de las mascotas, el primer encuentro con la muerte que suelen tener los niños. Ese es otro tema que me parece que la literatura infantil tiene que tocar.

En Chile hay un fuerte retraso de los niños en escritura y en lectura. De hecho el 50 por ciento de los adultos está en el rango de “analfabetos funcionales”. Como es la situación en México. ¿No te parece a veces que estás escribiendo para un grupo muy pequeño de niños, que la literatura infantil es un producto de elite?


En México se ha ampliado mucho el circuito pero no lo suficiente. Cuando yo era niño no había ediciones como las actuales. Ahora hay muchos libros, bien lustrados, bien traducidos, baratos. Hay cuentacuentos, promotores de lectura, se ha avanzado muchísimo, al punto que creo que los niños en México leen mucho más que los adultos. Por ejemplo mi libro “El profesor Ziper y la fabulosa guitarra eléctrica” ha vendido más que todos mis demás libros juntos… A lo mejor esto lo único que significa es que mi edad intelectual es de 12 años. Pero también creo que tiene que ver con que hay un público más amplio para la literatura infantil. Por supuesto hay muchos rezagos en el sistema educativo. Yo creo que para que se masifique, la lectura no se debe imponer, ni siquiera se debe impartir, se debe contagiar, como todos los placeres. Y si un maestro no lee, no puede contagiar. En México hay muchos profesores que no leen. Lo mismo pasa con los padres. Si un padre comparte una lectura con sus hijos la convierte en una forma del afecto. Porque el niño se va a recordar siempre de la voz del padre o de la madre, de las emociones compartidas.

¿Qué valores les trasmites a tus hijos en un país que tiene las características terribles que describiste en “Alfombra Roja”? ¿Pueden confiar en los otros? ¿Deben decir la verdad siempre? ¿Cómo se educa ciudadanos en países donde la ciudadanía está un poco en retirada, donde tienes que vivir en guetos?

-Eso es tremendo... Yo creo que una de las cosas más difíciles de enseñarles a los niños es, al menos para mí, enseñarles la desconfianza. Mi hija salía a la calle y naturalmente se le acercaba a cualquier señor y se podría haber ido con él. Y es terrible porque uno tendería pensar que hay que enseñar que todas las personas son buenas. Desgraciadamente hay que decirles que no. Ahora mi hija a los 6 años me dijo algo importante: yo no quiero ser buena para quedar bien contigo o con mamá o para que me premien en la escuela, quiero ser buena para mí misma. Y eso me parece muy interesante porque es como la introyección de la ética.

¿Qué les dice a tus hijos de los narcotraficantes? ¿Les dices que son malos, malos? ¿Cómo les explicas eso?

-Le explico que México está viviendo un momento muy difícil, que hay gente que gana dinero con la violencia. Que hay gente que secuestra y así gana dinero y hay gente que mata y así gana dinero. La violencia es una forma de hacer negocios y eso se lo tienes que decir a los niños porque ellos tienen que estar alerta para no caer en ese negocio ni como víctimas ni como cómplices. En México la violencia es una forma de trabajar. Y eso lo tienes que decir. De nada sirve decir esos son los malos, eso es muy abstracto. Yo digo, matar es su trabajo, el narcotráfico es un trabajo, es el 10 por ciento de nuestra economía. Es tremendo, pero es así. Entonces hay que decírselos para estar alerta ante las posibilidades de secuestro. En México hay al menos 3 mil niños que tienen chips bajo la piel por si los secuestran. Son chips del tamaño de un pequeño grano de arroz, para ser localizados por satélite. México tiene situaciones bastante crudas respecto de lo que viven los niños. Cuando escribo de niños no tocos los temas así, frontalmente, pero no quiero alejarme de esta situación.

En tu artículo “Alfombra roja” dices que la expansión del narcotráfico ha llegado a tal nivel que ha construido un mundo paralelo….


Claro. Yo hablo de subcultura, de una normalidad paralela que permite estudiar en escuelas de narcos, casarte en iglesias de narcos, ir a hospitales de narcos, vivir en un fraccionamiento de narcos. Eso es perfectamente normal y ha llevado a una descomposición social generalizada. Según Ignacio Valdés, que es el presidente del Instituto Federal Electoral, si hoy se celebraran elecciones el 15 por ciento de los locales de votación no se podrían instalar porque no hay seguridad para ello. Entonces tenemos un porcentaje del territorio electoral que no responde a una soberanía.

¿Crees que tiene vuelta México. O que está jodido, como dijo hace un tiempo el entrenador de la selección de ustedes? Dijo que por razones de seguridad él no podía vivir allí y que apenas terminara el mundial él se iba.

-Sí, dijo que México estaba jodido. Y es brutal que el entrenador de la selección diga esto porque desde el punto de vista simbólico es un vendedor de esperanza, es el señor de las ilusiones que nos tiene que llevara un camino mágico. Pero por otra parte es significativo que lo haya dicho porque revela la situación de hartazgo de muchos mexicanos. Sin embargo, yo no pierdo la esperanza en mi país. Hay señales… Yo creo que es un país que se desmantela pero que también se construye, por eso ha resistido. Hoy existe una comunidad muy rica y progresivamente creo que avanzamos a una ciudadanización de la política. Hay un descrédito de los partidos en su conjunto, pero al mismo tiempo hay más ONGS, asociaciones civiles, grupos de madres, de ecologistas, que están luchando en temas puntuales. Y hay también un periodismo activo. Eso me parece muy esperanzador.

1 comentario:

Rosyc dijo...

Hola!

Muy interesante su entrevista y el blog.

Me gustarìa saber de quièn es el artículo, ya que me gustaría citar esta información en un artículo de mi tesis sobre Promoción y desarrollo Cultural.

Muchas gracias!!