Patricio Felmer, matemático de la Universidad de Chile:



Destacado investigador culpa a la “mal entendida autonomía universitaria” del pobre nivel académico que tienen los docentes chileno



Por Juan Andrés Guzmán

Dos noticias han puesto el tema de la preparación de los profesores en el debate público. La primera fue la entrega de la Evaluación Docente según la cual el 30 por ciento de los profesores se ubicó en el nivel básico. La otra es el explosivo aumento que han tenido los titulados en pedagogía. Mientras en 2000 terminaron esa carrera poco más de 2.200 profesores, en 2008 lo hicieron más de 10 mil. El problema no es la cantidad si no la masiva mala calidad que tienen esos egresados. Según las cifras disponibles, sus puntajes de ingreso a la educación superior están en torno a los 500 puntos. Es decir, corresponden a estudiantes con muy poca preparación. Y lo que aprenden en las universidades no logra cambiar esa situación.

Patricio Felmer (Ph.D. University of Wisconsin) sabe de eso. Es profesor del Centro de Modelamiento Matemático de la Universidad de Chile. En 2008, junto a un grupo de investigadores, dio a conocer el estudio “Oportunidades de adquirir el conocimiento pedagógico de la Matemática en las carreras de educación básica”. Allí investigó las mallas de una docena de universidades y descubrió, entre otras cosas, que hay temas importantes del currículum escolar que están ausentes en numerosas carreras. También sometió a pruebas de conocimiento a los alumnos de cuatro carreras de pedagogía. El resultado mostró que casi no había diferencia entre lo que saben los mechones y los egresados, salvo en un caso patético y terrorífico, donde los mechones sabían más que quienes ya tenían el cartón en la mano.

La parte más desesperante de esta situación es que la preparación es más débil ente los profesores de básica. En áreas como Matemáticas y Lenguaje, esos años son claves en las posibilidades futuras de los alumnos. Como lo muestra la columna del matemático Ron Aharoni, publicada en este mismo blog (http://juegosdemateopinion.blogspot.com/2010/03/lo-que-aprendi-haciendo-clases-ninos-de.html) se requiere mucha pedagogía pero también sólidos conocimientos para hacerse cargo de esos cursos. En Chile sin embargo le hemos entregado esa delicada tarea a los que están menos preparados. En uno de sus documentos Felmer lo plantea como una paradoja: “En Chile pensamos que la matemática es difícil y a la vez creemos que para enseñar matemática elemental no es necesario prepararse”.

Esa es solo una de las paradojas del sistema educativo actual. Otra, la más grande y grave, es que las universidades defiende la precaria preparación que dan a sus alumnos, aludiendo a la autonomía.

Para intentar resolver estas situaciones el gobierno anterior encargó a dos equipos, uno de la Chile y otro de la Católica, la creación de estándares académicos para las carreras de pedagogía. Dicho bien claramente: contenidos que el profesor debe manejar bien para que pueda ayudar a los niños a aprender más y no sea una piedra en el aprendizaje de sus alumnos.

Los estándares correspondientes a básica en Matemáticas y Lenguaje fueron entregados en marzo, pero nadie sabe qué harán con ellos las nuevas autoridades. El tema implica meter las manos en una zona no regulada y que produce mucho dinero. Peor aún, meter las manos en un mercado ¿Irá a hacerlo el ministro Lavín?

¿Cuál es el costo para las universidades que no forman adecuadamente a los alumnos de pedagogía?


Las universidades no pagan ningún costo. Lo único que podría pasar, eventualmente, es que los estudiantes dejen de matricularse. Pero eso no ocurre hoy. Están llenas.

Eso se debe a que su mal resultado es secreto.

Claro. Los alumnos entran, pagan, terminan. Es siniestro. Y esos egresados tienen que encontrar pega. ¿Dónde? Bueno, en algún colegio que no pueda rechazar a alumnos baratos. Es bien complejo ese balance.

No es suficiente el proceso de acreditación, entonces.

Mira, la acreditación tiene un problema central: no hay sanción para los que no cumplen. Porque si una universidad no está acreditada, puede seguir formando profesores. Cuando una universidad ofrece la carrera de pedagogía y dice que está “en proceso de acreditación” eso solo significa que NO está acredita. Incluso puede que hasta haya fallado en la acreditación. Entonces, la universidad postula, fracasa y sigue dando la carrera. No hay castigo…

Desde hace un par de años el ministerio está tomando una prueba a los egresados, para ver qué tan bien preparados salen. Es la prueba INICIA y los resultados no son buenos.

-Claro. Esa es una prueba voluntaria cuyo resultado, por lo que entiendo, conoce la universidad y el alumno. Hay algunas universidades que han sacado muy buen puntaje, pero luego se sabe que mandaron poquísimos estudiantes, ja, ja, ja.

Es muy extraño eso, ¿no? Se crean mecanismos pensando que van a permitir afirmar ciertas cosas, pero se aplican tan amañadamente que todos saben que lo que el mecanismo dice no es cierto…

-Claro. Y a pesar de que la prueba es voluntaria, el resultado global ha mostrado la falencia de los estudiantes de pedagogía. Entiendo que el objetivo que el ministerio tiene con la prueba INICIA es establecer -a la larga- una suerte de certificación o prueba de entrada al sistema, de modo que el Estado se reserve el derecho de admitir sólo a aquellos que tienen cierto nivel.

En el resto de las carreras se supone que quien consigue el título tiene el nivel requerido. Pero aquí no, pues nadie confía en la calidad del título… es muy contradictorio eso porque ¿qué pasa con los que están titulados y pasan esa prueba?

-Es extremadamente contradictorio. Y me parece que ese tema está cruzado por la autonomía de las universidades, es decir, por la posibilidad de que ellas le digan al ministerio, “a ver, por qué usted tiene que decirme cómo formamos profesores”. Una prueba como INICIA no afecta la autonomía para formar profesores, pero establece una “validación” distinta a la del título profesional.


Hoy, con lo deficitaria que es la formación de profesores, ¿las universidades alegan autonomía universitaria?

-Claro, y ese es uno de los problemas más graves que tenemos: la autonomía mal entendida en el área de la formación de profesores. Todo el lío de los profesores Marmicoc está en ese contexto.

¿Cuáles son los profesores Marmicoc?


-Hay una serie de universidades que ofrecieron títulos de profesor con cursos a distancia, donde el alumno no postula vía PSU y recibe una educación “especial”. El resultado es un profesor con “poca formación”, por decirlo de una manera. La figura es que la universidad X, que tiene su sede en la región XX, tiene un bolichito en otra región y ahí imparte una carrera de pedagogía semi-presencial. Para defender eso se esgrime la autonomía universitaria, de modo que el ministerio no puede decir “esos no son profesores”. Es un problema grave, pues en los países en que mejor funciona la educación hay coordinación entre el ministerio de Educación y las universidades formadoras.


MEJOR SUELDO, MEJORES PROFESORES

Parte de esos problemas se buscan resolver estableciendo estándares a la formación de profesores, ¿no?

Así es.

¿Qué datos les indican a ustedes que los profesores fallan en sus conocimientos?

-Hay varios, por ejemplo el estudio de Tito Larrondo (investigador de la Universidad de Playa Ancha) que evaluó a un grupo de estudiantes de pedagogía al entrar a la carrera y al salir. La prueba medía destrezas básicas: leer bien, redactar con claridad, hacer cálculos matemáticos básicos. La sorpresa fue que después de cursar 5 años de universidad los alumnos no habían logrado mejorar las habilidades en lenguaje y matemáticas que traían desde el colegio. El cambio era esencialmente cero… Luego hicimos una investigación centrada en matemáticas y resultó bien evidente que los profesores no están bien formados. (Nota del periodista: El estudio al que se refiere Felmer se titula “Oportunidades de adquirir el conocimiento pedagógico de la Matemática en las carreras de educación básica”. Se investigaron las mallas de una docena de universidades y se sometió a pruebas de matemáticas a alumnos de cuatro de ellas. Sus conclusiones principales fueron: los cursos de matemática son insuficientes; hay temas importantes del currículum escolar que están ausentes de numerosos programas de las carreras analizadas; los estudiantes de pedagogía básica tienen bajo rendimiento en preguntas de matemática elemental)

Los estudios muestran que el profesor está mal preparado y que en eso tienen responsabilidad las universidades. Pero también hay que considerar que los que entran a la carrera tienen los puntajes más bajos, es decir, son los que menos han comprendido las materias…

-Sí, hay un problema de calidad del estudiante de pedagogía, que no se revierte en la enseñanza universitaria.

Es que con 400 puntos o 500 no hay mucho que hacer...

-Claro, no hay vuelta, ni en matemática, ni en lenguaje. Hay que hacer que mejores postulantes se interesen por enseñar.

¿Por qué un muy buen alumno estudiaría pedagogía si puede acceder a carreras más rentables?

Una de las cosas notables que hizo Singapur, (país que tiene los mejores resultados en las pruebas de matemáticas) fue que igualó el sueldo de los profesores al de los ingenieros y abogados del sistema público. Eso produjo un cambio enorme porque los buenos estudiantes empezaron a interesarse por pedagogía. Se volvió competitiva. Es una opción de país.

Respecto de los estándares que ustedes han establecido. El estudiante que hoy entra a pedagogía, el de 500 puntos, ¿los puede pasar?

No. Por eso junto con fijar estos estándares, es necesario que se le entreguen recursos a las universidades,- no a las 60 que hacen pedagogía, pero sí a un grupo selecto, con un criterio territorial y de calidad- de modo que vayan implementando cambios paulatinamente. Los recursos habría que entregarlos con la condición de que las universidades se adapten a los estándares y que sus estudiantes se sometan a las pruebas futuras. Hay que ir graduando estas pruebas para que, después de cinco o diez años, el sistema logre formar estudiantes como los que se necesitan.

¿En qué se basan esto estándares? ¿Por qué esos y no otros?

-Hay un primer parámetro que es el currículum escolar: aquello que los alumnos deben aprender. Cuando estudias con detención ese currículum, te das cuenta de lo poco que lo conocen los profesores. Hay materias que no aparecen en sus programas de estudio. Entonces lo que hicimos fue tomar el currículum como marco. También miramos la preparación de los profesores en otros países. En particular nuestros estándares fueron evaluados por un equipo de la universidad de Michigan y otro de Singapur, ambos con experiencia en la formación de profesores. También fueron evaluados por expertos de Chile y diría que logramos una especie de consenso.

Me imagino que a los departamentos de pedagogía les debe haber causado pánico ver estos estándares.


-Probablemente al interior de las escuelas de pedagogía provoque cierto rechazo, porque viene de afuera y puede implicar cambios internos. Sin embargo, cuando esta propuesta fue presentada al Consejo de Decanos de Educación éste organismo dio una respuesta crítica pero positiva al proyecto. Les pareció que había cosas buenas y malas pero comprendían la necesidad de avanzar en este camino.

¿Tienen alguna información de qué se va a hacer con estos estándares en el actual gobierno?


-Todavía no sabemos nada.

Qué diría si el gobierno de Piñera decidiera que no van a intervenir en el mercado de la educación y por lo tanto van a dejar que las universidades sigan formando el profesor que estimen conveniente.

-Bueno, diría que hay países capitalistas –Signapur por ejemplo- donde la formación de profesores la maneja el Estado. Pero más allá de eso, es evidente que el modelo que tenemos no está funcionando. Por otra parte el programa INICIA es una manera muy suave y elegante de intervenir. Porque a la universidad se le puede decir lo siguiente: le paso esta cantidad de recursos y usted me formas los profesores de acuerdo a estos estándares. Usted tiene la libertad de decirme que no y seguir formando los profesores como quiera y ellos podrán ejercer en las escuelas privadas, pero en la esfera municipal van a entrar profesores con estos estándares. Y la universidad tiene la libertad para hacerlo. Yo no conozco la posición del nuevo gobierno respecto de la formación de profesores, pero me parece que este asunto ya no da más y quisiera creer, porque los hechos lo indican, que van a tomar el tema y se van a preocupar de esto. Por supuesto, se requieren esfuerzos importantes para cambiar las cosas.

¿POR QUÉ SOLO 50 LICEOS DE EXCELENCIA?


Da la sensación de que este problema de los profesores mal preparados es algo que lo sufren los pobres y los sectores medios bajos, que no es un problema de los buenos colegios.

-No estoy de acuerdo. Evidentemente que las clases acomodadas sufren menos este problema, pues en este sistema que no produce buenos profesores ellos se llevan a los mejores. Pero el análisis de la prueba Pisa muestra que las elites chilena no lo hace bien académicamente. Y estamos hablando de una prueba que mide conocimientos de las matemáticas para la vida. Pese a los grandes recursos que invierte nuestra elite, sus resultados están por debajo de la elite argentina. De alguna manera nuestro sistema educacional ni siquiera con muchos recursos lo hace como debiera. Probablemente eso es resultado de la formación de los profesores.

¿Cree que sea una solución a nuestros problemas la creación de 50 liceos de excelencia de los que ha hablado el gobierno?

-Puede ser un proyecto interesante pero para mí el punto es que el Estado se tiene que hacer cargo de lograr que la población completa reciba educación de calidad. Y si el Estado quiere que los buenos profesores también vayan a La Pintana, tiene que pagarles bien, darles infraestructura, no puede esperar que eso ocurra por altruismo. Hoy tenemos un sistema tremendamente segregado, donde hay escuelas con poquísimos recursos y escuelas que pueden pagar a los mejores profesores. Eso es terrible. Y no sé si ahora existe voluntad política para producir los cambios profundos que se requieren. Eso es bien lamentable porque en algún momento este déficit en educación se va a notar. Chile se va a ver muy afectado como nación.

¿Cuál va a ser el problema?


Que te quedas pegado como país. Pierdes posibilidades de desarrollo porque no tienes personas para hacer cosas más sofisticadas. Pero no se trata sólo de lo material: una persona que ha sido mejor educada tiene la posibilidad de tener una vida más plena. Hay un famoso estudio en educación, el Informe McKinsey, que dice varias obviedades que, sin embargo, en Chile se olvidan. Primero, que el que nivel de educación de los profesores define un techo para lo que ocurre en la sala de clases: es decir, en una clase donde el profesor no sabe sumar fracciones, los alumnos no van a saber sumar fracciones y de ahí la urgencia de tener profesores mejor preparados. La otra obviedad que señala es que para que un sistema de educación sea exitoso, TODOS los alumnos tienen que tener éxito. Por supuesto, considerando las diferencias naturales entre los seres humanos….No van a ser todos pianistas o astrónomos, pero un sistema es exitoso cuando todos encuentran su lugar. Entonces si el gobierno quiere impulsar 50 liceos de excelencia, parece positivo. Pero el problema es ¿y qué pasa con todos los demás? Todos los países generan elites y tiene que asegurarse de que esas elites se formen. Pero los países no se construyen sólo con “los mejores”. Además, imagínate que hay un liceo de excelencia en una zona. Los mejores profesores van a ir para allá. ¿Y el resto? Si había algo de distribución, va a desaparecer para concentrarse en esos liceos… lo que tenemos que hacer es global.

1 comentario:

Eduardo Adasme dijo...

El problema lamentablemente creo que usted lo plantea mal, acostumbrado a ver las cosas de forma tradicional, por ejemplo; años de duración de una carrera sea cual fuera, no importa la modalidad se presencial o distancia, lo importante es verificar las competencias y habilidades de los postulantes a profesores de cierta disciplina,a través de un sistema de mejoramiento de calidad, de la educación, que tenga atributos y no sea solo un cumplimieto a las indicacines que haga el Banco mundial, alos paises de latino América.
Además, hay factores, como el dominio en una sala de clase se adquiere con la experiencia, creo que el menosprecio de la sociedad por los profesores en la actualidad, se debe, a que apartamos la mirada, de la situación real, una mala gestión en la educación pública, la cual debería ser formadora de capital humano como promotora del desarrollo de nuestra nación.

Eduardo Adasme Ahumada.
Profesor de Educación General Básica.
Post Titulo, Educación Matemática.
Postulante a Magister en Educación.UCM.
Teólogo IBP.
Postulante a
Jefe UTP Christian College.
Primer lugar en Simce, entre Colegios Subvencionados y Municipales, San Fernando.
edoadasme@hotmail.com