Leonor Varas, investigadora del Centro de Modelamiento matemático de la Universidad de Chile:



“El pensamiento deductivo fue expulsado de las aulas hace tiempo”



No todo está mal en educación. A principios de octubre, Leonor Varas, junto a su ayudante de investigación, Valentina Giaconi, presentaron un estudio sobre la calidad de los textos escolares chilenos de matemáticas y detectaron que los contenidos han mejorando sustancialmente desde que en 1997 otros investigadores titularan un estudio similar como “El futuro está en riesgo”. Ahora los libros tienen instrucciones claras y los ejemplos que se usan apuntan a situaciones cotidianas, de manera que los niños puedan incorporar las matemáticas en la vida diaria. Por supuesto falta. Y lo que más falta es deducción y razonamiento. Las investigadoras recomiendan que las familias que quieran ayudar a sus hijos no se centren sólo en señalar los errores (“de los errores se aprende mucho”, nos recuerdan) sino que traten de explicar el por qué de las cosas, junto con incentivarlos a hacer ellos esto mismo. No importa solo el resultado sino el camino que se siguió. Acostumbrase a razonar, a encontrar los porqué de las cosas, es uno de los grandes aportes que hacen las matemáticas a todos los niños, independientemente de cuál sea su actividad en el futuro.



*Para ver el estudio haga click aquí


Por Pía Torres L.

¿Cree que más horas de matemáticas pueden producir un cambio sustantivo en la preparación de los alumnos?

Leonor Varas (LV): Lenguaje y matemática tienen un rol muy importante en el desarrollo del pensamiento y su mayor presencia en el currículo escolar está justificada. Sin embargo, el puro y simple aumento de las horas de clases no es suficiente para que produzcan los resultados esperados. Para que esas horas sean productivas se requiere mucho más trabajo y entender bien por qué no estamos obteniendo buenos resultados, a pesar de todos los esfuerzos realizados, ya por bastante tiempo. Y creo que eso no lo sabemos o no lo sabemos con claridad y fundamentos suficientes.

Para sustentar este aumento de horas se ha usado como ejemplo a Finlandia que obtienen muy buenos resultados en matemáticas a nivel mundial. Usted visitó ese país viendo como enseñan matemáticas. ¿Tienen muchas horas de estudio?
LV: En Finlandia tienen mucho menos clases que Chile de todos los ramos y en particular de matemáticas. A la semana tienen 3 ó 4 horas (depende del nivel escolar) de 45 minutos. Pero hay que tener en cuenta que las escuelas en Finlandia son fascinantes; tienen espacios como el living de una casa acogedora, con lugares para ver películas, hacer música, leer, hacer marionetas, teatro. Los niños lo pasan súper bien y no se estresan con tareas pesadas. Lamentablemente, no se puede extrapolar nada de ello para Chile porque aquí, menos horas de clases no significarían más horas para el desarrollo artístico, creativo, social, o mejor dicho "integral" de los niños.

¿Cómo logran buenos resultados con menos horas de clases?
LV: Su metodología es distinta. Los finlandeses aprenden a resolver problemas cotidianos y a usar sus conocimientos matemáticos en la vida diaria de manera muy eficaz. Por eso son primeros en la prueba PISA donde se mide ese tipo de pensamiento. Eso es muy valioso y por supuesto nos gustaría tenerlo en Chile, pero no es lo único deseable. De hecho en Finlandia aprenden pocos contenidos y por eso en la prueba TIMSS, que mide esos aspectos, no ocupa los primeros lugares. De hecho, los matemáticos y educadores de Finlandia y también los de Singapur (número 1 en TIMSS) son autocríticos y desearían avanzar más en la dirección de progreso del otro.

En la enseñanza de las matemáticas tienen un rol clave los textos que se usan. ¿Qué tal son los textos que se usan en Chile, según la investigación que han hecho?
LV: Han mejorado a lo largo de los años, sin duda. La única gran falencia que persiste es la falta de pensamiento deductivo, que implica sacar conclusiones y hacer demostraciones, etc.

¿Por qué hay problemas en esa área?
LV: Porque el pensamiento deductivo fue expulsado de las aulas durante mucho tiempo.
No es que no se enseñara, pero no era una exigencia y por eso no era evaluado en las diversas pruebas. Por lo mismo fue quedando rezagado y eso es lamentable porque la deducción ayuda a pensar, a sacar conclusiones. Ahora, la tendencia mundial es incluir el pensamiento deductivo desde primero básico y en los próximos textos escolares debiera ir apareciendo. El año pasado hubo un congreso mundial para discutir este tema, la principal organización mundial de matemáticas hizo su congreso en Taipei en torno al pensamiento deductivo. Este es un tema nuevo, por lo que no se puede esperar que se encuentre en los libros si recién está siendo reincorporado en el mundo para estos niveles.

En relación con la deducción, un reclamo recurrente de los adultos es que nunca les enseñaron a pensar matemáticamente, a razonar. Y es bastante extendida la idea de que los profesores no explican el por qué de las fórmulas sino que se aferran a la regla y al porque sí. ¿Se siguen faltando las explicaciones en los libros de matemáticas que analizaron?
Valentina Giaconi (VG): El análisis varía de año en año. Por ejemplo hay algo de indagación y de argumentación en los textos de séptimo, pero en los libros de octavo, desaparece. Lo bueno sí es que ahora, para explicar, se usan ejemplos con temas cercanos a los niños, y eso les permite ver que un problema de matemáticas es también un problema de la vida cotidiana.

LV: Vi un muy buen ejemplo de eso en un video grabado en una escuela norteamericana. Una profesora pedía a sus alumnos que demostraran que la suma de dos números impares siempre es un número par. Por ejemplo 3+5=8. Entonces los niños se pusieron a pensar y practicar, hasta que salió una niñita al pizarrón y expuso un argumento muy convincente. Dijo que un número impar es un número que va de parejitas pero que le sobra un número guachito ( 3= II, I ) y al otro número impar le pasa lo mismo (5= II, II, I ). Pero si junto esos impares, los guachitos quedan en pareja y quedan todos emparejados ( 8= II, II, II, II). Esa explicación es una muy buena justificación.

No parece que eso de explicar los resultados se incentivara mucho en las clases de matemáticas en Chile.
LV: Los buenos profesores saben que deben enseñarlo y cuando lo enseñan lo hacen y lo hacen bien. Nosotros los matemáticos, en cambio, a veces no nos explicamos las cosas y decimos que son así porque sí. Pero para los niños saber el por qué de las cosas es muy importante. Y cómo enseñarlo o darle a conocer a los niños el por qué de las cosas, es algo que los buenos profesores saben hacer.

Siempre hablamos de los malos profes, pero nunca de los que de verdad enseñan a pensar, con situaciones como la que menciona.
LV: Eso pasa porque a los buenos profesores no los estamos pesquisando. Te voy a dar un ejemplo: hay una pregunta en un texto de profesores que dice: "invente una historia contextualizada en la vida diaria, donde el resultado sea 1 3/4 dividido por 1/2". Argumentaban que el ejercicio era necesario porque ayudaba a los niños a saber lo que significaba dividir por 1/2. ¡Yo me quedé en blanco! ¿Qué significa dividir por 1/2? Yo respondería que dividir por un medio es multiplicar por el inverso multiplicativo. Y esa es una explicación de matemático, algebraica.

Que los niños no entenderían...
LV: Para nada. Pero la división tiene que significar algo, la división nació de problemas en la vida real que necesitaban de ella, por lo que tiene que significar algo más. ¿Qué significa dividir por una fracción? Para mí, ni idea, nunca he tenido que cuestionarme eso, pero un buen profe lo sabe y sabe como explicarlo. Primero empieza diciendo que dividir es repartir, entonces toman un ejemplo de la vida real para explicarlo y le dice a los niños "repartan en botellas de medio litro". Si tienes un litro tres cuarto en una botella de coca cola y lo repartes en botellas de medio litro ahí vas a tener el resultado de la división. Es genial, ningún matemático habría sabido cómo explicar eso.

Para explicarle las matemáticas a los niños entonces hay que darle sentido, aterrizarla en problemas de la vida diaria...
LV: Exacto. Tengo la impresión de que los primeros ciclos de educación básica, los profesores explican los por qué de los métodos, pero a medida que pasan los años y los cursos, la cosa va cambiando. Tengo la impresión de que en la enseñanza media, las cosas se empiezan a complicar y se olvida ejemplificar con demostraciones de la vida real, por lo que las matemáticas empiezan a costar más, los alumnos se preguntan menos y por ende las matemáticas se vuelven menos interesantes.

Yo hice un estudio con profesores de séptimo básico sobre el Teorema de Pitágoras y me tocaron profes de básica y profes de media. Se supone que el de media es mejor porque se especializó en matemáticas. Y efectivamente es más riguroso con el lenguaje, sabía más cosas que se pueden hacer con el teorema de Pitágoras, etc. pero el profe de básica hacía participar más a los niños, y al hacerlos participar surgen mucho más preguntas, los niños muestran más lo que están pensando.

¿Qué tan relevantes son, teniendo en cuenta que vivimos en la época de las guías, aulas virtuales, etc.?
VG: Hay una historiadora que dice que los libros son el medio para que los estudiantes aprendan lo que los gobiernos quieren que los niños aprendan. Entonces, si un gobierno pensó bien lo que es importante que aprendan los niños de su país, los libros son un buen medio para hacer que eso pase.


MATEMÁTICAS PARA PENSAR

Hablemos del razonamiento matemático. ¿Qué tan importante es para la vida cotidiana y que los niños aprendan a desarrollarlo?
LV: La matemáticas sirven para la vida. Si uno se pregunta por qué diablos toda la población tiene que estudiar esa cantidad de horas de matemáticas que están el curriculum escolar, es porque las matemáticas le van a servir para el resto de sus vidas. Si le preguntas a la gente qué es lo que recuerda de las clases de matemáticas, lo más probable es que se haya olvidado de casi todo. Entonces ¿por qué se estudian las matemáticas? Porque te enseñan a pensar, te ayudan a ordenar la cabeza frente a un problema, te dan estrategias para solucionar un problema, te enseñan a descartar soluciones. Esas cosas son las que deberían aportar las matemáticas...

Por ejemplo...
LV: A ver en matemáticas hay muchos pensamientos del orden deductivo, es decir “si ocurre esto, entonces ocurre lo otro”. El pensamiento deductivo permite sacar conclusiones con certeza. "Cada vez que se produce esto, yo estoy seguro que se puede concluir lo de allá sin mirarlo, solamente porque se produce este hecho". Y la gente que no sabe matemáticas o que no le enseñaron bien o que no le interesó se equivoca con ese tipo de deducciones y usan esas frases del "si - entonces", pero las dan vuelta y creen que siguen siendo verdaderas. Los diarios están llenos de estas frases dadas vueltas y piensan que se sigue aplicando la conclusión, pero no es así. Veámoslos con el ejemplo de los pares que da la niñita norteamericana: "Si X e Y son impares entonces X + Y es par". Pero en los diarios y el común de las personas, leen esta afirmación y concluyen: "como X + Y es par, podemos concluir que siempre X e Y son impares". Y eso es falso.

Por supuesto, porque no necesariamente son impares.
LV: Claro, pueden ser pares también. Entonces el común de la población da vuelta la implicancia. Es un tipo de error muy común. Las matemáticas te entrenan para que ese tipo de errores no ocurran, te ayudan a pensar, a cuestionar.

¿Hemos ido mejorando en la educación de matemáticas?
LV: Desde el 90 en adelante se ha hecho un esfuerzo sostenido en Chile por hacer una mayor inversión en educación. Pero los resultados son pobres para la inversión hecha. En la prueba Pisa, por ejemplo, se registran importantes progresos en lenguaje y en ciencias, pero no en matemáticas. En matemáticas tenemos un problema más grande de lo que se da en otras asignaturas.

¿Por qué matemáticas se queda atrás?
LV: Se hizo un estudio internacional de los profesores de básica y de básica con mención en matemáticas y Chile en básica es el segundo país más malo del mundo y en matemáticas con mención es el más malo del mundo. Sólo le ganamos a Georgia, que en el tiempo del estudio estaba en guerra civil… O sea la preparación de los profesores en Chile para los cursos como séptimo y octavo es muy mala.

Y de quién es la culpa. ¿De las pedagogías, de las universidades, de cómo están hechas las mallas curriculares?
LV: Sí, la carrera de pedagogía básica tiene un montón de problemas y uno es que se expande sin ningún control. Las universidades que la imparten surgen como callampas, están por todas partes. Cualquiera da pedagogía básica, y muchas veces lo hacen en condiciones precarias. Por otra parte, los alumnos que van allí muchas veces entran con bajos puntajes en la PSU, otros ni siquiera dieron la prueba. Además que las mallas son pobres. Piensa que esos son profesores que tienen que saber de todo para ocho años de escolaridad. En general la pedagogía es el pariente pobre del sistema.

¿Qué le parecen las medidas que ha implementado este gobierno, por ejemplo la beca total a los alumnos con puntajes sobre los 600 que quieran estudiar pedagogía?
LV: Es súper importante tener buenos alumnos, pero no basta con eso. Tienes que tener buenas carreras. Porque un buen alumno en una carrera mala no va a producir ningún beneficio. Me parece, sí, que se están tomando medidas que deberían producir beneficios, pero también debieran mejorar los sueldos a los profesores de básica, entre varias otras cosas que se debieran empezar a evaluar y hacer. Yo creo que se está abordando el problema, pero el problema es grande.

ENSAYO Y ERROR

¿Qué pueden hacer los papás para reforzar en la casa las matemáticas de manera didáctica?LV: Yo creo que los niños en la casa y en la calle piensan mucho más en matemáticas de lo que piensan en la clase. Te voy a dar un ejemplo terrible en los cursos de Pitágoras que filmé. Todos los profesores para motivar el teorema de Pitágoras partían con un problema contextualizado en el que se les pedía a los niños que en una plaza rectangular trazaran una diagonal. Luego se les decía: a ver niños, si un lado del rectángulo mide 4 metros y el otro mide 3 metros, ¿Cuántos metros mide la diagonal? Y los niños a coro dicen 7 o 12 porque ven dos números y o los suman o los multiplican. Ahora, si tú dices 7 estás diciendo que esa diagonal es igual de larga que dar vuelta la esquina. Y todos sabemos que no, que para ir de una esquina a la otra de un rectángulo es más corto la diagonal que ir por los lados, entonces la diagonal tiene que medir menos que 7 metros Y eso lo sabe cualquiera de los niños a esa edad, que es más corto irse por ahí. Sin embargo en la clase de matemáticas, que es un lugar para pensar, dicen esa barbaridad. En la casa y en la calle se piensa más que en el colegio.

¿Cómo se corrige eso?
LV: Hay que pedirles que argumenten sus resultados, que reflexionen sobre lo que hacen: ¿por qué hiciste eso? y que ellos expliquen sus decisiones

VG: Y aprender de los errores. No decir que está mal, sino que preguntarles ¿estás seguro?, ¿por qué estás seguro? Lo mejor es preguntar mucho y siempre el por qué. Los errores son una tremenda oportunidad de aprendizaje. Quizás un consejo sería que los papás ayudaran a sus hijos a no sentir vergüenza de equivocarse.

LV: Los juegos de estrategias promueven mucho eso, la toma de decisiones, las deducciones. Si hago esto me va pasar esto, entonces mejor me voy por este lado.

A medida que van creciendo, los niños se van aburriendo de que a cada momento se les pregunte por qué ¿cómo seguir haciéndolo, cómo seguir reforzando que piensen, que razonen, que argumenten?
LV: Me parece que, a medida que van creciendo, empiezan a sentir vergüenza de preguntar porque tienen miedo de que la pregunta pueda sonar ridícula y todos se rían. O de contestar algo porque tienen vergüenza de equivocarse. Hay que ayudar a los niños a acabar con esos sentimientos. Y eso se hace preguntándoles siempre, dándoles espacio a los errores.

VG: No enojándose si se equivocan; y equivocándose uno también. Se aprende más de los errores que de los aciertos. Y darle importancia a la explicación: por ejemplo, por qué cuando se multiplica por dos números hay que correrse un espacio. Puede que el papá no lo sepa, por eso tienen que darse el trabajo de averiguar. Hay que averiguar cómo argumentar las respuestas, no sólo decir ‘esto está malo’. Los papás que quieren explicar, tienen que buscar el por qué de las cosas.

Que los papás vuelvan al colegio con sus hijos...
LV: Sí, ese es un súper buen mensaje. La matemática elemental, no es un matemática trivial, es una matemática súper profunda y vale la pena preguntarse los por qué. Y que las respuestas no siempre son evidentes. Hay un libro precioso de un matemático israelí que se llama "Aritmética Para Padres" (Juegos de Mate publicó un extracto de un capítulo. Para leerlo haga clic aquí). Durante un tiempo hizo clases en primero básico en una escuela y después escribió el libro. Y en el libro dice que lo que más aprendió fue Matemáticas. En las Matemáticas de primero básico están las ideas fundamentales y él dice que estaba atónito porque esas Matemáticas las había visto como algo homogéneo, monótono, como una tela que de lejos se ve uniforme pero por fin estaba viendo los finos hilos de ideas. La idea de números, qué significa sumar, qué significa restar. Allí se plantea que un buen profesor debe conocer esos finos hilos de ideas y el orden en que se traman las ideas.

Hay que tenerle respeto a esa Matemática...
LV: Mal que mal es la que nos acompaña toda la vida...

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La semana pasada el director de radio Bío Bío, Nibaldo Mosciatti recibió el Premio de Periodismo Embotelladora Andina 2010 y leyó un duro discurso contra el poder político y los periodistas de relaciones públicas. Sus palabras han causado un intenso debate en internet, particularmente porque también se refirió a la Universidad Católica como la "puta prístina de la dictadura, con sus sapos, sus silencios cómplices, sus injusticias mofletudamente bendecidas, bendecidas por sus monseñores y sus autoridades venenosas que no se arrugaban en tolerar, avalar y alentar la brutalidad para preservar el orden, que era un orden chiquitito, orden sólo de ellos".

Desempolvamos aquí una entrevista hecha a Mosciatti hace casi un año, cuando comenzaba este blog y en la que habla de los libros que edita en Amanuta, la editorial que fundó su esposa. También lanza un alegato en defensa de la educación laica y de la enseñanza de calidad, sin la cual no hay democracia posible.

Para leer la entrevista a Mosciatti, haga click aquí

Para ver el discurso de Mosciatti al recibir el premio de Periodismo de Embotelladora Andina 2010, cliquee aquí

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Diane Ravitch, Investigadora de la NYU




“¿Sólo 50 liceos de excelencia? ¿Por qué no apuntar a todos los estudiantes?”, se pregunta Diane Ravitch, investigadora e historiadora de la Educación, tras conocer una de las medidas estrellas que va a impulsar el gobierno para mejorar la educación en Chile. Una de las cosas interesantes que se sugiere en esta entrevista es que los economistas y hacedores de política formados en los 80 en Estados Unidos –y que hoy están en cargos públicos en Chile- no cuentan con el conocimiento y el entrenamiento necesario para entender y hacerse cargo de la feroz desigualdad del 2010.



Por Pía Torres L.

Diane Ravitch es historiadora de la Educación en Estados Unidos y cree que la crisis en ese país es tan profunda que "vamos derecho a la muerte del sistema educacional norteamericano". Ravitch ha publicado más de trece libros sobre educación y actualmente, entre otros medios, escribe para el más influyente diario online de ese país, el Huffingtonpost.com.

Sobre Chile, Ravitch teme que vamos por el mismo mal camino que ha elegido su país: el de intentar mejorar la educación con políticas diseñadas sobre la base del garrote y la zanahoria, que tanto les gusta a los economistas y a los policy makers formados en escuelas norteamericanas. O sea, una política educativa basada en premios, incentivos, pruebas nacionales, liceos de excelencia, mucho más que en estrategias de largo plazo, inclusivas, acordes a sociedades crecientemente desiguales.

El consejo de Ravitch es aprender de los finlandeses y generar reformas a partir de la confianza en los profesores y en la entrega de mejores herramientas para desarrollar su trabajo. Como Secretaria Asistente del ministro de Educación de Estados Unidos (cargo en el que estuvo dos años, durante la administración de George Bush padre), Ravitch, de hecho, promovió la creación de estándares académicos voluntarios a nivel estadual y nacional.

En esta entrevista, la experta norteamericana afirma que "ninguna de las estrategias del Presidente Obama ayudarán a mejorar la educación". Plantea además que los 50 liceos de excelencia de Piñera sólo generarán segregación. "Este tipo de medidas son injustas, porque sólo llevan a la segregación y no mejoran la educación, para nada", señala.

-¿Cuáles son los mayores problemas educacionales en Estados Unidos?

-El sistema educacional está colapsando y también está siendo distorsionado por una ley federal aplicada desde el 2002. La ley se llama No Child Left Behind (Que Ningún Niño quede atrás). La meta de esta ley es irreal: que para 2014 todos los estudiantes tengan altos niveles de competencia tanto en lenguaje como en matemáticas. Por eso, regularmente se realizan test y pruebas para saber el estado de los alumnos. Si algunas escuelas no alcanzan a cumplir estos requerimientos y sus estudiantes no están tan capacitados, serán denominadas como escuelas fracasadas; y les serán impuestos muchos castigos por parte del Ministerio de Educación. Los castigos incluyen despedir a profesores, directores y la clausura de la escuela; o, por lo bajo, entregarle la administración a organizaciones privadas.

-El programa No Child Left Behind es del gobierno de Bush hijo. ¿El Presidente Obama ha continuado con esta política?
-Claro, el gran problema de Obama es que ha continuado con los aspectos punitivos de la política que implementó Bush. Obama apoya los castigos severos a las escuelas con bajos puntajes, aún cuando todo indica que los malos resultados son causados por la pobreza y no por la enseñanza de malos profesores. Si no se cambian estas medidas, vamos derecho a la muerte del gran sistema educacional norteamericano. Nuestras administraciones deben ser capaces de mejorar la educación, pero no bajo amenazas como cerrar las escuelas o privatizarlas.

-Una crítica que se le ha hecho al No Child Left Behind es que los niveles que se le piden a las escuelas son distintos para cada Estado, por lo que cada cual maneja sus propias metas...
-Exacto, este programa no plantea altos estándares de educación. De hecho cada Estado maneja sus propias metas. Bajo esta realidad muchos fijan sus estándares a partir de puntajes muy bajos, para así poder decir que se están acercando al 100% de alumnos bien preparados, como se pide.

-¿Fijan bajos estándares para no ser cerrados y recibir incentivos económicos?

-Así es, por eso es tan terrible. Este programa engaña a la gente, muestra un falso progreso y se enfoca en asignaturas como lenguaje y matemáticas porque son los únicos ramos medidos por exámenes.

-En el libro "The Life and Death of the great American school system" ("La vida y muerte del gran sistema educacional norteamericano") ud habla de que Estados Unidos y sus gobiernos tratan a la educación como otro más de sus negocios. ¿Cree que la administración de Obama actúa de la misma manera?
-Así es. Pienso que la administración de Obama y la anterior (George W. Bush) creen que las escuelas operan de las misma manera que lo hacen los negocios. Pueden ser abiertas o cerradas; pueden actuar bajo incentivos y castigos para producir "mejores" resultados. Pero, como sabemos, esos resultados no son buenos y no nos guían a una mejor educación. Por el contrario, están arruinando nuestro sistema educacional.


EDUCACIÓN, POBREZA Y SEGREGACIÓN


-Con respecto a los profesores, la reforma educacional propuesta por el Presidente Obama contempla algunos puntos muy drásticos, como por ejemplo despedir a los profesores cuyos cursos son mal evaluados, o evaluaciones por parte de los propios alumnos. Además se busca entregar premios económicos a quienes salgan bien evaluados...
-Es terrible. Es una idea terrible porque por miedo a perder sus trabajos los profesores se van a enfocar en las áreas examinadas: lenguaje y matemáticas. La malla curricular de los colegios será cada vez más estrecha.

-¿Por qué cree que la gente piensa que una buena educación sólo pasa por tener buenos profesores y no por otros factores, como una buena malla curricular, buen material de apoyo para las clases, etc?
-Por que se espera que los profesores sean capaces de vencer la desigualdad de aprendizaje que tienen los alumnos acomodados con los alumnos más pobres. Un alumno de procedencia acomodada, en cualquier lugar, va a obtener un mejor aprendizaje que uno pobre y eso no lo puede cambiar un profesor.

-En Chile, los colegios privados obtienen los mejores resultados y sus alumnos están más preparados que los de las escuelas públicas..

-Y eso no se debe a que los profesores sean mejores en los colegios privados que en los públicos, son una serie de factores que condicionan esa realidad: la falta de oportunidades, el ambiente, la falta de recursos, etc. Muchos otros factores determinan una educación mediocre; y lamentablemente todos esas factores están relacionados con la pobreza.

-¿Qué opina de lo que ocurre en los países que tienen los mejores resultados en Educación, como Finlandia?
-Si miramos a los países que poseen la mejor educación en el mundo, ninguno hace tests y evaluaciones como lo hacen Estados Unidos y Chile. En vez de evaluar y evaluar se preocupan de las cosas que de verdad importan, como mejorar los contenidos de sus asignaturas, modificar las mallas curriculares, seguir capacitando a sus profesores, etc.

-¿Cree que una buena medida sería terminar con la educación privada?

-No lo sé, los ricos están en todo su derecho por buscar la mejor educación para sus hijos. Ahora, es deber del Estado que esas diferencias no se noten y proveer de la mejor educación a la escuelas públicas y por ende a los niños más pobres.

-Pero si continuamos con un sistema tan diferenciado la desigualdad se acrecentará. Lo que podría provocar un mayor estancamiento en la movilidad social que sufren países como Chile.
-Esa es una consecuencia muy grave. En el caso de Chile el gobierno debe mejorar la educación no sólo por mejorarla, sino que para generar movilidad social y para que las oportunidades puedan ser aprovechadas por cualquiera, por el que lo merezca, porque bajo esa idea todos los niños debieran aprovechar sus habilidades al máximo.

-A propósito. El proyecto estrella para el área de la educación del Presidente Sebastián Piñera es la creación de 50 liceos de excelencia, que tengan los mismos noveles de calidad que los mejores colegios y liceos de Chile. ¿Qué le parece?
-¿Sólo 50 liceos? ¿Por qué no apuntar a todos? Suena igual que las escuelas charters de Obama, no solucionan nada. Estas escuelas escogen a los mejores alumnos, con las mejores notas, los más talentosos, para después decir que son las que entregan mejor enseñanza, pero en realidad buscan a los mejores, así que el trabajo es fácil. Este tipo de medidas son injustas, porque sólo llevan a la segregación y no mejoran la educación, para nada.

-¿Qué se debiera hacer para mejorar la educación?
Primero, mejorar los curriculums, las materias. Segundo, perfeccionar a los profesores constantemente, lo que implica también no asustarlos con despedirlos continuamente y aumentar los sueldos de los que posean bajas remuneraciones. Y tercero, el gobierno debe esforzarse por entregarle las mejores condiciones sociales a los más pobres. Debemos tener claro que la educación de un niño mejorará si las condiciones de salud, trabajo y vivienda de su familia son buenas. No nos olvidemos de que eso también es importante a la hora de aprender.

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¿Qué son las "charter schools"?


A principios de los '90 el gobierno de George Bush creó las "charter schools", una iniciativa que buscaba la proliferación de colegios "sólo para los mejores alumnos". Con tal de que estas escuelas obtuvieran los mejores resultados en los tests, no importaba demasiado el tipo de infraestructura que albergara a los alumnos, ni la calidad de las bibliotecas o las horas de clase diarias.

Bajo esa premisa, las charter schools prosperaron y hoy son casi cinco mil en todo Estados Unidos. A diferencia de las escuelas públicas, las charter no están sujetas a fiscalizaciones o reglamentos ministeriales, como el común de los colegios. Basta con que cumplan la promesa de obtener los mejores resultados en las mediciones de educación y el gobierno desembolsa grandes cantidades en cada una de ellas, y en sus directores.

Los críticos del sistema dicen que no son los colegios los buenos, sino los alumnos. Mientras tanto las escuelas públicas pierden estudiantes de primer nivel y además financiamiento frente a este tipo de colegios.

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VICTORIA HURTADO, ABOGADA

"YO LE LEO A DIARIO A MIS HIJOS"



Autora de dos bellos libros en verso y además, en edición bilingüe: “El Pingüino Adivino” y “El Zancudo Vegetariano”. En ambos la abogada, actual Directora del ForoInnovación, aborda el tema de la identidad y la diversidad, de la no discriminación y de lo importante que es valorar las diferencias. Son temas claves en un país cuya mayor desigualdad está en la educación que reciben los niños.



Su infancia, cuenta Hurtado, estuvo rodeada de historias. “En mi familia los libros eran importantes, mi mamá era bibliotecaria y mi papá profesor de la Universidad de Chile y tuve mucho acceso a libros”, recuerda. Viviendo en Estados Unidos conoció maravillosas librerías como “El curioso George”, de Boston y volvió a conectarse con la fantasía de la infancia y pensó en la pobreza de la oferta de libros en Chile. “Veía lo relevante que era la literatura infantil en otros países y sentí que podía haber un espacio para hacer libros que enseñaran virtudes para ser mejores ciudadanos. Fue así como se alinearon los astros y salieron estos textos como hace cinco años”, dijo en una entrevista en El Mercurio.

Hurtado es magister en políticas públicas en Harvard y tiene tres hijos: un niño de cinco, una niña de dos y el tercero que nacerá en dos semanas más. Todos los días les lee al menos una hora. Puede que a veces los niños no entiendan todo, pero para ella es importante que se acostumbren al sonido de las palabras, al ritmo de la lectura y a preguntar las palabras que no entienden. El lenguaje no solo es transferencia de significado, es también melodía. Y las palabras pueden entrar en los pequeños y fijarse en su memoria como lo hace la melodía de una canción, aún antes de que puedan entenderla. Hurtado piensa que eso les hará más fácil el manejo de muchos aprendizajes posteriores. Y sirve también para acercarse al inglés u otras lenguas sin que sea luego un golpe, un encuentro con lo desconocido. Es por eso que sus dos libros son bilingües: están escritos en castellano e inglés.

¿Cómo incentivas la lectura en tu casa?

-Yo les leo a diario a mis niños. Por lo menos destino una hora al día a la lectura, es nuestro momento de placer. La de dos es fanática de los libros de los gnomos, que no tienen nada que ver con los míos y me persigue todo el día para que le lea cuentos. Y al de cinco le interesan muchas cosas, por ejemplo ahora estamos muy entusiasmados con un libro muy lindo sobre la evolución y la idea de que hay un origen distinto, que las cosas cambian. También nos hemos metido con los dinosaurios y con personajes como Ghandi o Nelson Mandela. Para buscar libros me fijo en los rankings, y encargo libros por Amazon, o pido libros infantiles de otras culturas, tengo japoneses, finlandeses, arabes, etc. La otra cosa que hacemos es que mezclamos la lectura con mucho cuento oral.

¿Cómo es eso?
-Es muy simple. Son historias que vamos inventando entre todos, con la luz apagada después del cuento escrito. A veces profundizamos en una escena ya leída y la llevamos con la imaginación a otros parajes, la idea es ir apagando la luz y haciendo la atmósfera para dormir aprovechando de crear. La hora del cuento oral es un gran momento del día.

¿Te has inspirado en algún método? ¿Hay algo que los padres puedan leer para sacar ideas como esa del cuento oral?
-Me parece que lo principal es que los padres tienen que aprovechar lo maravilloso de volver a ser niños cuando tienes hijos. Es como volver a aprender las cosas. Si tu hijo está pegado con algún tema, es muy estimulante enganchar con ese tema y explorarlo juntos. Ponerse a esa altura, sorprenderse y disfrutar. No pensar en la lectura como un tema académico sino buscar que los niños amen la lectura por lo
entretenida que es. Y hacer que se transforme en un gran panorama el leer en las noches, o el contarse cuentos con la luz apagada. Ahora, sobre libros inspiradores, bueno, cuando me embaracé la primera vez me leí uno que me gustó mucho y que era la historia de todas las doctrinas educacionales en el último siglo. Y era muy interesante porque mostraba que los métodos que se usaban en una época luego se declaraban obsoletos y tiempo después se volvían a retomar. Y lo que concluí -y que aplico en mi experiencia personal-, es que las decisiones de la crianza tienen que pasar por el corazón: si te dan ganas de tomar a la guagua porque está llorando, fantástico. Y si te parece que tienes que dejarla llorar porque quieres que tenga un
horario, fantástico también. Todo está bien en la medida en que te nazca hacerlo. Lo que está claro es que “el niño te da cuando tú le das”: esa frase ha sido mi mantra.

¿Qué autor infantil te ha inspirado?

- Dr Seuss. Es sorprendente. (Seuss es autor de El gato en el sombrero, el Grinch, Horton escucha a quién. Varios de sus libros han sido llevados al cine) Él hizo de la experiencia de la lectura algo muy impresionante. Muchos niños norteamericanos se saben de memoria sus textos que están en versos. Por eso también yo hice mis libros en versos. Pienso que la memoria es una gran forma de aprendizaje.

¿Por qué?

La rima hace que los niños antes de leer e incluso de hablar, escuchen las palabras, las aprendan y las vayan relacionando con el mundo que está afuera del libro. Muchos creen que como los niños aprenden a leer a los 5 años, antes no hay que exponerlos a los libros porque no entienden. Eso es un error. Hay que leerles desde más chicos aún, desde antes que entiendan o incluso hablen, porque si tú has oído palabras, una vez que empiezas a leer, vas a recordar esas palabras y te va a ser mucho más fácil el aprendizaje.



“Chile debiera apretar los dientes y hacer la reforma educacional como alguna vez hicimos otras reformas polémicas y difíciles, como la reforma agraria.”



¿Por qué los hiciste bilingües tus libros?

-Tiene que ver con lo que pienso sobre la lectura. Los mejores años para que las personas asuman un idioma es cuando son preescolares. Y me parece que una forma positiva de introducir el inglés es hacerlo como algo natural, no como una cosa traumática. En mi casa, por ejemplo, no vemos televisión, sino que vemos películas. Y las películas muchas veces se las pongo en inglés y los niños no chistan porque están acostumbrados. Yo no pretendo que entiendan, solo quiero que lo oigan, porque el elemento auditivo es muy importante en una primera etapa para aprender idiomas, luego vendrá la comprensión, por ahora me conformo con que oigan otros idiomas de
manera natural.

¿Qué te parece que el gobierno quiera medir el inglés en los colegios públicos? Me imagino que va a ser desastroso el resultado.

-Lo que no se mide no existe y está bueno que se ponga el tema en debate y que nos demos cuenta de lo mal que hablamos otras lenguas.

Conversando con padres que le dedican tiempo a la educación de sus hijos, muchos me han dicho que también sienten cierta angustia por todos los niños de los que nadie se preocupa.¿Qué es lo peor de la educación chilena?
-Lo que me irrita más es que en nuestro modelo haya una correlación entre la distribución social y la distribución de la educación. Efectivamente mis hijos son privilegiados pues esta obsesión sobre libros y la lectura no la puede tener mucha gente, porque tienen que parar la olla y no hay plata para el Transantiago ni para llegar a fin de mes, esa es una realidad nacional. Hay muchos lugares en donde la
lectura no es un tema, porque no da el presupuesto para los libros ni hay buenas bibliotecas de barrio y hasta ahí llegó el incentivo para fomentar la lectura en las casas en la mayoría de los hogares chilenos.

La desigualdad…
-Bueno, la buena educación más una sociedad que no discrimine y que acepte las diferencias como una ventaja son la manera de terminar con la desigualdad. Por supuesto es un problema multivariable y muy técnico y son muchos los factores (educación de los padres, en especial de la madre, alimentación, etc.) y actores que tienen que participar correctamente para que esto funcione: el profesor, las
familias y también los niños. Como decía Obama, “ustedes estudien, nosotros vamos a hacer un esfuerzo, pero ustedes tiene que estudiar”. Es un asunto de la sociedad entera. Me parece que tenemos que hacer una revolución en torno a la educación y que por alguna razón no hay una voluntad transversal para hacerla.

Sí, sólo se mide el desastre. Da la impresión de que medición tras medición todo lo que ocurre es que se asume el problema educativo como algo que está ahí, que no se puede cambiar. Como la cordillera.
-Claro y es que se trata de un asunto muy complejo. Y creo que la magnitud del desafío se expresa haciendo un paralelo con la reforma agraria. Esa reforma fue un proceso muy complejo y podemos discutir largamente si fue buena o mala y cómo se llevó a cabo. De hecho aún genera conflictos. Pero se hizo. Y pienso que hay que hacer una reforma a la educación que, aunque saque ronchas, se haga. La reforma agraria deja viva la metáfora que se pueden hacer reformas complejas en Chile y por la educación bien vale la pena hacerlo.

Es interesante esa comparación porque la reforma agraria lo que hizo fue quitarles las tierras a los latifundistas para repartirlas entre los campesinos sin tierra. En un país donde la educación de calidad se consigue con dinero, lo que habría que hacer es redistribuir esa educación.
-No me refiero a eso. Creo que la “redistribución” de la educación chilena no es un buen concepto en el sentido de que la educación en Chile es mala en todos sus niveles. No ganamos nada redistribuyendo y bajando el ya débil nivel de la educación supuestamente “buena” de los colegios particulares para reenviarlo a la educación ciertamente mala de muchas otras experiencias educacionales. Lo que hay que hacer es mejorarla a todo nivel; agrandar la torta no redistribuirla. A lo que me refiero con esa imagen de la reforma agraria es al coraje, a que Chile debiera apretar los dientes y hacer la reforma educacional como alguna vez hicimos otras reformas polémicas y difíciles como la reforma agraria. La educación de nuestros hijos bien vale la pena sangre, sudor y lágrimas. Y me parece que en educación hay una ventaja: en esta reforma no debería sentirse perjudicado sólo un sector de la población, como el mundo conservador en el caso de la reforma agraria. En esta reforma TODOS debieramos sentirnos aludidos y todos debieramos por lo tanto impulsarla, sobretodo los padres de hijos en edad escolar que son quienes más interés debieran tener en
ésta, y los profesores que necesitan también tomarse este como un proyecto que involucre mejorar la educación de la pedagogía en Chile, las prácticas docentes y en muchos casos, la mentalidad del profesorado respecto a cómo abordar este tema.

El abogado Fernando Atria en su libro “Mercado y ciudadanía en la Educación” sostiene que la elite chilena profita de este sistema educacional porque le permite prolongar sus privilegios. Su argumento es que no les importa mucho si la educación es buena o mala sino que es desigual. Mirado así, una reforma educacional a fondo no le gustaría mucho a algunos sectores.

-Yo discrepo de esa lectura y sería interesante saber la definición de elite en este contexto para el autor. La elite que por ejemplo hace empresas se vería muy beneficiada por contar con trabajadores más preparados con conocimiento de idioma y capacidad analítica que en el futuro puedan desarrollar empresas que ayuden en las cadenas productivas y en el outsourcing de temas de sus emprendimientos. No es sorpresa -para cualquier persona que le haya tocado contratar- lo tremendamente dificil que es dar con profesionales calificados que redacten bien, que tengan capacidad analítica y liderazgo. Este es un país muy competitivo. En suma, hay mucho pero mucho espacio que se puede ocupar en esta sociedad con una mejor educación de todos y aquí todos ganan.
En donde sí coincido con el autor es en el tema de la discriminación y el poder de las redes en Chile, que efectivamente hacen que en algunas áreas muchas veces accedan no los mejores sino los más apitutados pero cada día más si ese “apitutado” no tiene dedos para el piano será rápidamente reemplazado ¿Por quién? Por alguien que
lo haga mejor, y ese nuevo empleado precisamente existirá si es que hay un mayor y mejor stock de chilenos capacitados esperando por una oportunidad laboral para demostrar lo que pueden hacer.


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¿CÓMO ES LA EDUCACIÓN EN EL MEJOR SISTEMA DEL MUNDO?

FINLANDESAS AVECINDADAS EN CHILE CUENTAN SU HISTORIA



El año pasado, un centenar de delegaciones visitaron Helsinky para conocer cómo funciona la educación en Finlandia y cuáles son las recetas de este país que anota records mundiales: sus estudiantes obtienen los mejores resultados en las pruebas de Matemáticas, Ciencias y Lenguaje entre los países de la OECD; y tienen los niños más lectores y más felices entre las naciones europeas.



La BBC hizo un reportaje sobre el modelo finés y concluyó que una de las fortalezas del sistema está en la apuesta por trabajar con todos los estudiantes y en la participación de las familias (ver reportaje de los ingleses, al final de esta nota).

En Juegos de Mate conversamos con Anna Salmivaara y Ulla Suulamo, dos finesas avecindadas en Chile desde comienzos de 2000. Partimos la entrevista preguntándoles millones de cosas, como si hubiese un secreto, una clave no descubierta con la que ellas nos iban a sorprender. En el camino descubrimos que tras los buenos resultados de este país hay tres grandes sustentos, que son más o menos de sentido común: padres lectores y que incentivan a sus hijos a leer y visitar las bibliotecas; profesores con estudios de postgrado; altos niveles de exigencia y trabajo. Pero lo más llamativo es que todos los niños en Finlandia pueden acceder a oportunidades de calidad, sin importar su origen, los recursos de sus padres, el lugar donde viven. Anna y Ulla estudiaron en colegios de ciudades distintas, sin embargo ambas recibieron una formación exigente, que las preparó para la universidad y para trabajar y destacarse en un país como Chile, tan distinto al suyo. Anna es Cientista Social y trabaja en la OIT, en estrecha colaboración con la especialista regional de Género y Empleo. Ulla es Geógrafa Humana y se desempeña en la Cepal.

NIÑEZ LECTORA


Anna: La bibliotecas en Finlandia normalmente están al lado de los colegios. Además, una vez a la semana, iba a nuestra escuela el "bus biblioteca", que era una biblioteca ambulante que se paseaba por todos los colegios. Cuando el bus llegaba, todos los niños tenían que subirse y sacar un libro para leer durante la semana. A la semana siguiente, volvías a sacar libros. Leíamos mucho, mucho, pues los libros iban a los niños. En tercero o cuarto básico, íbamos nosotros a la biblioteca y sacábamos unos diez o quince libros.

Ulla: Además, allá hay bibliotecas por todos lados y es fácil sacar una tarjeta y llevarse los libros a la casa. Desde que me acuerdo, el sistema de bibliotecas en Finlandia funciona muy bien; uno se puede llevar un libro por un mes para la casa y en general no hay muchas restricciones. Aquí en Santiago me hacen falta las bibliotecas, no sólo para sacar libros, sino también para ir a mirarlos. Pero yo creo que en el amor por la lectura influye mucho la familia, me acuerdo siempre de haber ido con mi papá a sacar libros. Mis papás mientras más viejos se ponían, más iban a la biblioteca y más libros sacaban.

Anna: Además, en las clases de lenguaje, los profesores te hacían leer, para que te acostumbraras desde niño.

¿La profesora les leía en clases?
Anna: Sí, los primeros años de educación básica. En general se leía mucho en clases. Había momentos en que después de sacar los libros todos nos sentábamos en nuestros bancos y nos poníamos a leer en voz baja.
Ulla: Al principio uno iba y elegía el libro según el interés de cada uno. No era que uno tenía que leer un libro en específico, sino que se podía elegir. Mucho después vinieron los libros que se tenían que leer como la Odisea, la Ilíada.

¿Qué otros recuerdos tienen de esos primeros años de escuela?

Ulla: Yo me acuerdo mucho de que nosotros decorábamos nuestra sala, adornábamos nuestros rincones, recogíamos plantas, flores. El tema era hacer las salas de clases acogedoras. Durante los primeros años, además, las jornadas eran mucho más cortas que las de acá. Íbamos a la escuela de 9 a 12, o hasta la una. Por eso, durante los primeros años, después del colegio, yo me iba a una especie de guardería, donde podía estar unas horas hasta que mis papás me fueran a buscar.
Anna: Desde segundo básico yo ya me quedaba sola en la casa, cuando llegaba del colegio. Y tenía siete años.

¿Y eso era común?
Anna: Sí, mis papás salían de su trabajo como a las cuatro de la tarde, así que no estaba muchas horas sola. Y me llamaban por teléfono.
Ulla: Era muy seguro, todos nos íbamos caminando desde el colegio a la casa. Era común caminar solos.
Anna: Sí, eso no era un tema, para nada.

QUE NADIE SE QUEDE ATRÁS

¿Por qué creen uds que los estudiantes de Finlandia obtienen tan buenos resultados en las pruebas internacionales de Matemáticas y Ciencias?

Ulla: Yo creo que es porque todos logran una buena base; la mayoría logra buenos estándares. Pero esa es una gran crítica que se les hace a los finlandeses, porque en los colegios no hay tanto espacio para los alumnos brillantes. Todos los estudiantes conforman un grupo bastante homogéneo.
Anna: Claro, la cultura allá no es sacar alumnos estrella, sino más bien impedir que quienes están más atrasados, se queden en ese nivel. Lo que se busca entonces es apoyar a los más débiles.

¿Los colegios en Finlandia pueden expulsar a algún alumno?
Anna: No, para nada, está prohibido.
Ulla: Por ejemplo el tema de repetir allá no existe. No se repite. Para los alumnos que tienen problemas hay clases de reforzamiento.
Anna: Detrás del éxito del sistema finés tiene que haber una combinación de cosas. Por ejemplo, allá se valora mucho la profesión de profesor. En nuestro país también se hizo una reforma, que significó pasar a tener un sistema de educación pública para todos. Nuestros papás no se educaron de la misma forma que nosotras. Antes había colegios privados y públicos.

¿Por qué se hizo esa reforma?
Anna: La idea era derribar las desigualdades, que todos tuvieran las mismas oportunidades; y hacer obligatorios los primeros nueve años de educación.

MUCHA GENTE QUIERE SER PROFESOR


Decían que en Finlandia se valora a los profesores, ¿en qué se nota eso?
Ulla: Yo al menos siempre he visto a la carrera de Pedagogía como algo de prestigio. Además es súper difícil entrar a la universidad a estudiarla.
Anna: No sólo porque piden harto puntaje las universidades, sino porque es súper popular. Mucha gente quiere ser profesor.
Ulla: Es un proceso bien largo estudiar Pedagogía, no sólo porque piden harto puntaje sino también porque tienes que superar pruebas sicológicas. Después todos terminan sacando masters en pedagogía.

¿No se cuestiona entonces la calidad de los profesores?
Anna: No, no he escuchado nunca esa discusión.
Ulla: Mi sobrina va a entrar al colegio este año y la mayor preocupación de mi hermano es que esté en un colegio que quede cerca de la casa.
Anna: A los papás ni siquiera se les ocurre que puede haber malos profesores. No es que no existan, pero no es un tema. La educación de los profesores es muy buena.

6 HORAS, 6 EJERCICIOS


¿Ustedes son de la misma ciudad?
Anna: No

¿Pero les parece que tuvieron educaciones parecidas?
Anna: Sí

Es decir, la calidad de la educación no depende de los ingresos de la familia, como en Chile…
Ulla: No, uno suele ir al colegio que te queda más cerca de la casa. Y los colegios son iguales. Ahora, en los últimos años, como los barrios han ido cambiando, los colegios también. Si un colegio queda en un barrio que es más segregado entonces ese colegio se transforma en segregado.
Anna: Claro, pero no es como acá.

¿No hay comunas con malos colegios?
Anna: No, nunca he escuchado que se hable de malos colegios a nivel de enseñanza básica.

¿Y cómo es la educación media?

Anna: es mucho más exigente que la de acá. A mí me tocó venir de intercambio a Chile, en esa época yo iba en tercero medio y tuve la sensación de que la exigencia en Finlandia era mucho mayor. Aunque, claro, depende mucho del colegio. Entonces tengo que decir que el colegio al que fui en Chile no era muy exigente. Porque en la misma casa donde yo vivía mi hermano de intercambio iba a otro colegio y tenía un mejor nivel de enseñanza.

¿Qué diferencias había? ¿Los ramos eran más fáciles?

Anna: el nivel de profundización de los temas era mucho menor. Eran las mismas materias, pero los pasaban sin profundizar. En Matemáticas, por ejemplo, me acuerdo que enseñaban la ecuación de segundo grado y sólo se hacían ejercicios de eso, pero no se enseñaban otras miles de variantes relacionadas con esa ecuación. No se hacía nada más allá de lo básico.
Anna: Lo otro que me llamaba la atención de mi colegio en Chile era que las pruebas eran de puras alternativas; en Finlandia, en cambio, son todas de desarrollo. Por ejemplo nuestra PSU de Matemáticas dura 6 horas y son 6 ejercicios. La de Lenguaje también dura 6 horas; tenemos que hacer ensayos y te evalúan, entre otras cosas, la redacción.
Ulla: No se trata de conocimientos, sino de aplicar y analizar las cosas.

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Nota de la BBC (traducida)

POR QUÉ LAS ESCUELAS FINLANDESAS OBTIENEN LOS MEJORES RESULTADOS

Las escuelas finladesas siempre están en la cima de los rankings, aun cuando sus alumnos son los que tienen menos horas de clases entre las escuelas del mundo desarrollado.


El año pasado más de cien delegaciones de gobiernos extranjeros visitaron Helsinki, esperando aprender el secreto de por qué sus escuelas son tan exitosas.
En 2006 los estudiantes finladeses obtuvieron el promedio de resultados más alto tanto en ciencia como en lectura, en todo el mundo desarrollado. En el examen OECD para niños de quince años, conocido como PISA salieron segundos en matemáticas, solamente superados por los adolescentes de Corea del Sur.
Esto no fue un golpe de suerte, en la prueba Pisa anterior Finlandia también alcanzó los mejores puntajes.
La filosofía para la educación finesa es que todos tienen algo que contribuir y esos que luchan porque le cuestan ciertas materias, no deben ser dejados de lado.
Una táctica usada, en prácticamente todas las lecciones, es la utilización de un profesor adicional que ayuda a los alumnos que tienen más problemas en áreas determinadas. Pero esos alumnos se quedan en la misma sala que el resto, todos comparten el mismo espacio a pesar de las diferencias de sus habilidades.
La ministra de educación finlandesa, Henna Virkkunen está orgullosa de los resultados de su país, pero no se queda con eso, su siguiente meta está dirigida a los alumnos más brillantes.
"El sistema finés apoya mucho a los alumnos que tienen problemas de aprendizaje, por eso ahora tenemos que poner más atención a los alumnos que son más talentosos, más brillantes. Ahora comenzamos un pryecto piloto que intenta apoyar a esos alumnos que tienen mucha facilidad para ciertas areas".

Estudiantes tardíos

De acuerdo a la OECD, los finlandeses son los alumnos que menos horas pasan en una sala de clases, en todo el mundo desarrollado. Esto refleja otro tema importante de la educación en Finlandia. Básica y Media están combinadas, por lo que los alumnos no tienen que cambiarse de colegio cuando cumplen los trece años. Evitan los prooblemas que pueden provocar los cambios de ambiente, de moverlos de un colegio a otro.
La profesora Marjaana Arovaara-Heikkinen cree que tener a los mismos alumnos por varios años le simplifica mucho el trabajo. "Yo también voy creciendo con los niños. Veo los problemas que tienen desde que son pequeños. Y después de cinco años con ellos todavía se cómo son y las cosas que pasan cuando se vuelven más grandes, por lo tanto me doy cuenta para que cosas son más capaces. Les digo que soy como una madre del colegio"
Los niños en Finlandia sólo empiezan la educación básica cuando tienen siete años. La idea es que los niños aprenden mejor cuando están jugando y para cuando finalmente tienen que entrar al colegio, después de sus años de juego, de verdad les dan ganas de empezar a aprender.

Menos es más

Obviemante las familias finlandesas también merecen crédito por los impresionantes resultados de sus escuelas. Existe la cultura de leerle a los niños en la casa y los padres tienen contacto seguido con los profesores de sus hijos.
La pedagogía es una carrera prestigiosa en Finlandia. Los profesores son muy bien evaluados y los estánderes de la carrera de pedagogía son altos.
El éxito del sistema educacional también debiera deberse a que los alumnos estudian en un ambiente relajado e informal.
Finlandia también tiene bajo porcentaje de inmigrantes. Por lo que el finés es la lengua nativa para la mayoría de los alumnos, eliminando este obstáculo con el que se encuentran otras sociedades que si reciben muchos inmigrantes.
El éxito de sus sistema está basado en la idea de que menos es más. Hay un énfasis en que las escuelas deben ser relajadas, sin recetas políticas. Además de la creencia de que ningún niño debe dejarse de lado.

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Andrea Precht es directora del Centro de Innovación y Calidad de la Docencia de la Universidad de Talca. A fines del año pasado tomó una decisión compleja: sacó a sus dos hijos, de 13 y 11 años, del colegio, para educarlos ella en su casa. El nombre técnico de lo que hizo es desescolarizar y en las razones que tuvo, se deslizan profundas críticas al sistema educativo chileno.

La semana pasada ese sistema mostró nuevamente sus vergüenzas cuando se conocieron los resultados de la última prueba Simce. En esta ocasión además, la autoridad sinceró algo que la mayor parte de las familias no sabía: en el Simce hay nivel Avanzado, Intermedio e Inicial, pero esas palabras no significan lo que usted cree. En los hechos, los niños “avanzados” solo saben lo que deben saber, en tanto que los niños en nivel “intermedio” van atrasados un año en su curso (es decir el “intermedio” de octavo apenas sabe lo de séptimo); Y si el niño está en nivel “inicial”, eso es un drama, está muy lejos de lo que debería aprender y no está “iniciando” nada sino que ha sufrido un daño irreparable en su educación. Dentro de la palabra “inicial” se esconden las palabras tragedia y pobreza.



Por Juan Andrés Guzmán

Estoy seguro que la mayor parte de las familias no sabía el real significado de estos términos. Creo que si un colegio tiene un alto porcentaje de alumnos en nivel avanzado, los apoderados tenderán a pensar que en ese establecimiento sus alumnos brillan académicamente.


-Pues no. No significa destacado, sino sólo que el niño o niña ha aprendido lo que se esperaba. Es una suerte de "con su deber no más cumple". Para entenderlo bien, si los niveles de logro fueran una casa, tendríamos que decir que "avanzado" es el primer piso. Y el resto de los niveles hay que ubicarlos hacia abajo de la casa. Por eso, lo que nos está indicando el Simce es que la mayoría de los colegios de Chile, sin importar su dependencia administrativa, no logran los aprendizajes esperados. Un colegio cuyos estudiantes de 4to se agrupan en el nivel “Inicial” de lectura, probablemente tiene alumnos que apenas comprenden lo que leen. En cambio, los del nivel “Avanzado” comprenden el significado del texto a partir de diferentes claves que hay en ellas y, además, pueden dar una opinión simple. En esa perspectiva, creer que un colegio es de excelencia sólo porque su puntaje en Simce está en el nivel avanzado, es como creer que un restaurant es gourmet sólo porque sirve la comida en platos limpios. ¡Es lo mínimo que un país debiera esperar de su sistema escolar!

Fuera del tramposo significado que le dan a “avanzado” los técnicos educativos chilenos, ¿hay otra cosa que te llame la atención de los últimos resultados de la prueba Simce?

-¿Se vale decir que nada? Es que esto del Simce se ha transformado en un ritual social, en el que cada año nos regodeamos con los malos resultados y se hace un mea culpa por una semana para que luego cada cual vuelva a su lugar.

¿Crees que con medidas como las que ha propuesto Piñera, -los 15 liceos de excelencia o informar a las familias de los resultados que sus hijos e hijas obtuvieron en el Simce-, se logre revertir esto?


-Creo que las dos medidas que plantea el gobierno son cosméticas. Me parece bien que los resultados se informen, pero es importante hacer que las familias entiendan lo que significan esos datos, pues los números dan para todo, y no sólo por lo que acabamos de hablar. Por ejemplo, si miras los resultados de la última década sólo tres colegios municipales aparecen entre los 100 mejores, el resto es, en su mayoría, particular pagado. A partir de eso uno podría concluir, erróneamente, que son mejores los establecimientos privados y que hay que privatizar todo el sistema, olvidando que esos colegios atienden al 5 por ciento de la población más rica, con padres con mayor escolaridad y menos vulnerabilidad. En cambio a los otros, que son la mayoría, llegan niños y niñas con padres que no pueden ayudarles en las tareas, que no toman un buen desayuno, que no leen en la casa.

¿Qué habría que hacer prioritariamente entonces?


-Lo que se necesita son colegios capaces de educar a pesar de las dificultades. Me parece que primero hay que intervenir en la relación docente – alumno, pues efectivamente un buen profesor o profesora es capaz de generar un cambio en la enseñanza. Pero eso es muy difícil de hacer si el profesor está solo, entonces es necesario formar equipos docentes estables y maduros, con una reflexión seria y profesional sobre sus prácticas como establecimiento. Ello requiere inversión de tiempo y acompañamiento experto; requiere que se den, institucionalmente, espacios para la reflexión y aprendizaje del equipo. Eso cuesta plata. Pero si no se hace esa inversión ocurre lo que tenemos hoy: si a un curso le tocó un buen profe, el año es un éxito, si le tocó uno malito, la cosa está perdida. No puede ser que en la mayoría de los colegios, los alumnos estén a la suerte de la olla.

El otro tema prioritario es una discusión profunda sobre la educación, porque, dejémonos de cosas, en Chile la educación no es política de Estado. La Economía es política de Estado y todo lo demás se organiza en torno a ella. Mientras eso no cambie el sistema estará siempre supeditado a la lógica del mercado ¿es lo que queremos?

¿Qué te parece la propuesta de los 50 liceos de excelencia?


-Pienso que son una medida efectista.

Tengo la impresión de que a la gente le hacen mucho sentido estos liceos porque los asocia con meritocracia.


-Pero es una meritocracia aparente, porque me hace creer que voy a alcanzar a llegar a esos liceos, o voy a lograr los puntajes de la PSU, independientemente de mis condiciones sociales. Entonces para la gente es tranquilizador que le hablen de “liceos de excelencia” porque todos creen que van poder llegar ahí y que los que no lo logren será por culpa de ellos, porque son flojos. Pero, además, la escuela en Chile refuerza las posiciones sociales y eso, digamos, no es muy meritocrático. El que estudió en el Grange o en la Maisonnette, tiene redes sociales que le sirven toda la vida. A pesar de eso, decimos que estamos seleccionando por inteligencia, cuando la selección que se hace es por capital cultural, capital social y capital financiero.

Pienso que uno de los problemas de fondo que tenemos es la escuela, que alguna vez se planteó como una máquina a través de la cual los Estados educaban a su población; y ahora, en cambio, se la usa para producir mano de obra de distinto tipo. Entonces tenemos escuelas donde te educas para ser gerente y otras donde sabes que vas a salir para ser mando medio. Y en estas últimas se pone mucho énfasis en el comportamiento, porque en realidad se necesita gente que sea obediente y ordenada, pues eso chiquillos no van a salir a mandar.

En una entrevista que le hicimos hace poco al abogado Fernando Atria, él planteaba que para empezar a corregir el problema educativo había que partir por impedir que los colegios seleccionaran a los alumnos, de modo que las clases sociales se pudieran mezclar y también los rendimientos académicos. ¿Qué te parece eso?

-Creo que impedirles a los colegios seleccionar ayudaría mucho, pues me resisto a creer que sea siquiera constitucional el nivel de discriminación que tenemos hoy, donde se ve al estudiantado como una materia prima. Es siniestro, pero en el actual modelo, no somos los papás los que elegimos la educación que van a recibir nuestros hijos: los padres solo podemos ofrecer nuestra materia prima y la escuela es la que selecciona de acuerdo a si esa materia prima le parece adecuada o no. Y a lo largo del proceso la escuela puede echar a aquella materia prima que no le gusta, que no le sirve para la producción….Y después se escandalizan cuando digo que saqué a mis hijos del colegio, porque pucha que me han retado.

EDUCANDO EN CASA


¿Cómo llegaste a sacar a tus hijos del colegio?


-Fue algo pensado largamente, resultado de varias cosas a nivel personal y académico. Académicamente con mi marido entendemos que la escuela es uno de los dispositivos que permite educar pero no es el único. Y aunque no soy anti escuela, hay varias cosas que no me gustan, como su tendencia a estandarizar a los niños y meterlos en un relato productivo con el cual no estoy de acuerdo. Pasaron varias cosas… cuando nos vinimos a Talca, tenía a mis hijos en un colegio muy bonito donde todos los padres eran académicos y un día mi hija me preguntó qué hacía la gente antes de ser doctorado, y me di cuenta que ella no sabía que había otro mundo. Entonces pensamos llevarla a una escuela pública, pero tuvimos una mala experiencia con una niñita que estaba de intercambio y que la pasó muy mal. Y finalmente decidimos educarlos en la casa por un tema académico, para aprovechar las potencialidades de los niños. Y manejamos el tema de la socialización a través de talleres en las tardes, en distintos ambientes. Ahora, todo eso era muy bonito hasta el terremoto, porque Talca se cayó y ahí estoy media complicada. Y bueno, partimos este año con esto, estamos probando y si no resulta, me vuelvo como el perro arrepentido al colegio. Aunque no creo.

¿Qué buscabas para tus hijos y no pudiste encontrar en la oferta de colegios?


-Principalmente vi proyectos que o se dedicaban a la excelencia o a la formación, y yo quería una mirada más integral. Para mí la excelencia académica es importante pero no estoy dispuesta a sacrificar a mis hijos en ese altar.

¿Qué valores e ideas no estaban en los colegios?

-Por ejemplo la formación ciudadana y la democracia. La escuela chilena es súper reproductora del autoritarismo que hay en nuestra sociedad. No estoy dispuesta a que mis hijos vivan ni se adapten a eso.

¿Te parece que no iban a aprender ahí lo que debieran aprender de democracia?

-Exactamente. A pesar de que la escuela dice ser un dispositivo de educación ciudadana a la larga no lo es, porque la escuela chilena es súper autoritaria. Por otra parte está el tema académico. Cuando tienes niños chicos que están 8 horas en la escuela y luego llegan a hacer montañas de tareas y te desgastas en eso y ves que no están aprendiendo lo suficiente, ¿por qué no educarlos en la casa y en vez de gastar tiempo en la tarea tonta, gastar tiempo en experiencias que aseguren aquello que quieres que aprendan?

Suena bien pero hacer eso es bien complejo para un padre de hoy ¿Cómo podría aportar conocimientos sustantivos un padre o una madre que trabajan las mismas ocho horas que los niños están en el colegio?

-Bueno, aquí hay dos tipos de familias que desescolarizan. En algunas, uno de los dos padres se queda en la casa y esa persona se convierte en un mediador en el aprendizaje. En el caso mío tenemos una profesora que egresó hace poco.

Es caro eso, me imagino.

-Bueno, si sumo profesor particular más neurólogo, más colegio, más pastillas para quedarse sentado, llegas bastante cerca de la media jornada de un profesor.

¿Y en qué es diferente de la jornada que tienen los niños en el colegio?


-Trabajamos en base a proyectos. Tomamos lo que a los niños les interesa y en base a eso ellos se van metiendo y explorando. Por ejemplo, a mi hijo le gusta el cine, entonces levantamos un ciclo de cine semanal y después de ver las películas, las comentamos y me hacen una pequeña reseña y averiguan un poco del contexto. Hace un tiempo, empezaron a embalarse con la Guerra Civil Española, porque vieron “Las bicicletas son para el verano”, vieron “La lengua de las mariposas” y ahora les vamos a bajar otras. Y eso nos dio tema para saber qué era la Guerra Civil. Ahora, claro, hacer esto depende de que uno tenga capital social. No todas las familias pueden educar en su casa. Y la verdad a mí eso me duele la guata, para serte franca.

Claro, porque la escuela se valida también hoy porque la gente no tiene ese capital cultural ni tiene el tiempo ni los recursos para preocuparse más.

-Claro y la escuela está pensada para ser funcional a un sistema de producción. Ahora a mí me parece que a esto le falta una parte colectiva. En Estados Unidos el año pasado se educaron en su casa 2 millones de niños. Ellos tienen un sistema muy individualista, pero yo creo que hay una base latinoamericana mucho más comunitaria y a mí me gustaría poder hacerlo con un par de familias más. Y que de esa manera se fueran nutriendo de las miradas de las otras familias, sino es un poquito endogámico.

Más allá de la desconfianza en el sistema me imagino que esto también tiene que ver con que para ti es importante transmitir claramente ciertas cosas que piensas y que has aprendido a tus hijos. Es decir, la transmisión del conocimiento como una experiencia familiar.


Exacto. Mira nosotros reivindicamos en primer, segundo y tercer lugar, que nosotros, como familia, somos los principales educadores de los niños y dentro de ese proceso asumimos que la escuela es un ayudante. Y recurrimos a esta fórmula porque encontramos que el ayudante no nos estaba funcionando. Mira, hay una diferencia entre lo que puede hacer un niño por sí solo y lo que puede hacer, digamos, mediado por alguien, un adulto o un compañero. Eso se llama “zonas de desarrollo próximo” y nosotros creemos que parte de nuestro rol como papás es mediar en los niños, proveyéndolos de recursos que les permitan saber más, pero también mediar abriéndole puertas. Lo mismo que hablábamos de la guerra civil española. Para ellos es un tema pero uno se los puede plantear como problema. Y como problema se abren millones de puertas: éticos, políticos, etc. Pero esas puertas el niño o la niña no tienen cómo saber que existen si no hay en la comunidad un adulto que se las muestre.

Más allá del desarrollo teórico hay un momento, un instante, en que dices ‘ya niños no más’ ¿Cómo fue eso? ¿Cuál fue el último hecho que te llevó a decidir esto?

-Bueno en Santiago tuvimos algunas experiencias malas que derivaron en que mi hijo, Juan Cristobal, a los 4 años, desarrollara depresión severa. Aquí en Talca vimos que la oferta era poca y, por una parte, Juan Cristóbal, que es un niño que necesita límites claros, pocos pero claros, empezó a hacer lo que quería. Por otra parte mi hija, que es súper obediente, se adaptaba a todo y se empezó a adaptar al trabajo de estudiante….

En una columna tuya que publicamos la semana pasada (http://juegosdemateopinion.blogspot.com/2010/05/tengo-hijos-que-son-grandes-lectores.html) dices que tu hija, en un momento, en vez de dedicarse a entender el fondo de los textos, se preocupaba de aprender los detalles que le iban a preguntar en la prueba…

-Claro, aprendió el oficio de alumno. Y eso no me interesa. Yo notaba que estos niños que son normales, se estaban farreando cualquier cantidad de oportunidades de aprender. Por otra parte… ser obediente es importante en el sistema educativo chileno…digamos, “por la razón o la fuerza”. Y cualquier cabro que piensa fuera de la norma, lo echan. La escuela no se piensa como un lugar para la diferencia, se piensa como un lugar para el orden y la normalización. Obviamente que necesitamos cierto orden para funcionar, pero ¿ese es nuestro máximo?

Bueno y entonces, en algún minuto pensamos, probemos y en eso estamos: probando. En algún minuto para mí esto era de gringos locos, de fundamentalistas cristianos.

Bueno, suena a gente que se retira de la sociedad porque la encuentra pecadora. Pero claro, mirando el SIMCE chileno, o la falta de democracia, hay varios motivos para desconfiar de la escuela…

-Claro. Y uno tiene que gastar una cantidad de energía en ser buena apoderada, en ayudar en tareas, en ayudar al colegio en cosas que no interesan.

Me imagino que tus hijos estaban felices.


-No, casi se murieron

Ja, ja, ja.


-Yo decía, quién me mandó a meterme en esto. Nosotros somos autoritarios con los niños, para algunas pocas cosas y consideramos que hay decisiones que pasan por los adultos. Esto se los planteamos como decisión tomada. Pero luego se empezaron a calmar. Lo que les dijimos fue que íbamos a probar este año. Y cuando unos días después mi hija me dice, “¿por qué hay gente que se conforma con las cosas como son y no busca otra alternativa?” yo dije, con eso ganado, aunque la devuelva al colegio el próximo año, esto ha valido la pena, porque ese es un aprendizaje fundamental. Estamos contentos.

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Christian Sánchez, académico PUC:




“¿No será que la carrera de Pedagogía ha servido para inflar nuestra tan celebrada expansión de la educación universitaria?”


Uno de los grande motivos de orgullo que hemos tenido los chilenos en esta década es el hecho de que muchas familias consiguieran que un hijo o hija llegara a la universidad. El ex presidente Lagos ilustraba ese fenómeno con una cifra contundente: el 70 por ciento de los que hoy están en la educación superior son la primera generación que logra estar ahí.



En estos años, sin embargo, han ido apareciendo cifras que moderan el entusiasmo en este tema. Está, por ejemplo, el alto nivel de deserción de los universitarios, que en algunas casas de estudio ha llegado al 40 por ciento. El fenómeno se atribuye en parte a problemas económicos, pero también a la mala base que traen los alumnos y que les impide sobrellevar el ritmo académico. Esto último ha llevado a algunas universidades a bajar la exigencia de sus cursos, haciéndolos aptos para estos nuevos estudiantes. La decisión, por supuesto, tiene un costo, que hasta ahora se ha podido medir sólo en las carreras de pedagogía: el bajo nivel de preparación que tienen los que logran egresar. La Prueba Inicia, que mide conocimientos básicos entre los profesores recién egresados, muestra que alrededor del 50 por ciento de quienes la rinden están mal preparados para hacer clases (y someterse a esta evaluación es voluntario).

Christian Sánchez, académico de la Universidad Católica, está investigando cómo ha sido la formación de los docentes en estos últimos 20 años. Se ha centrado en dos universidades pero ha ido recopilando mucha información de contexto bien sorprendente. Por lo pronto, explica que, en 2007, cuando hubo 30 mil egresados universitarios en Chile, 5 mil de ellos lo hicieron de Pedagogía. Ese volumen, y la cuestionable calidad de los egresados, lo hace plantearse si “¿no será que la carrera de Pedagogía Básica ha servido para inflar nuestra tan celebrada expansión de la educación universitaria?”

La inquietud de Sánchez pone el dedo en una zona muy dolorosa, pues en la meta de conseguir educación superior, miles de familias han puesto años de esfuerzo y sacrificio. Los datos parecen indicar que lo que han obtenido a cambio no es un hijo universitario como el que querían, sino un hijo que tiene un cartón de universitario, pero que no ha accedido a los conocimientos que debería tener alguien que pasó por la educación superior.

-El aumento de estudiantes universitario se festeja como un gran éxito, pero en el campo de la Educación Básica se ve con recelo.


-Lo que pasa es que el aumento ha sido brutal. En 1996 Educación Básica era una carrera con 3 mil alumnos, pero el 2008 tenía más de 20 mil. La explosión se produce hacia el año 2000. Entonces, claro, siempre hemos celebrado que se amplíe la cobertura de la educación universitaria, pero cuando uno mira que en 2007 salieron 30 mil personas de alguna universidad en Chile y de ellas 5 mil estudiaban Educación Básica, bueno, uno empieza a pensar que esta es una carrera que está alimentando la expansión que se comenta tanto.

-¿Qué explica la explosión de profesores?

-Lo que sabemos es que por una parte los alumnos del sistema escolar están decreciendo y la cantidad de profesores se ha mantenido estable. Por ahí no hay entonces ninguna explicación para lo que ha pasado. Yo diría que se cruzan un montón de variables, pero me parece que un tema central es que el sistema universitario chileno es uno de los más privatizados del mundo. Tenemos muchas instituciones privadas pero además, las que supuestamente son públicas, tienen que financiarse en un 60 u 80 por ciento, por lo tanto están privatizadas de manera encubierta. Bueno, eso permite que cada universidad abra las carreras que quiera, donde quiera, cuando quiera y con el tipo de alumnos que quiera. Y lo que tenemos como resultado es esta enorme cantidad de egresados que no guarda relación con las necesidades del sistema educativo. Yo me pregunto si no estará ocurriendo lo mismo en otras carreras, si no tendremos ya muchos más abogados de los que se necesitan, y si no habrá ya universitarios manejando taxis. Mi impresión es que está pasando aquí lo mismo que ocurrió cuando masificamos la enseñanza media.


“Hace 40 años quienes completaban la Educación Media, tenían acceso a un montón de oportunidades laborales. Hoy, solo con cuarto medio no haces nada. Yo creo que va a pasar un poco lo mismo con la educación universitaria.”


-¿Cómo es eso?

-Me refiero a lo siguiente: hace 40 años teníamos una cobertura muy baja en el nivel de Enseñanza Media. Quienes la completaban, sin embargo, tenían acceso a un montón de oportunidades laborales y ella daba cierta validez dentro de la sociedad. Hoy, solo con cuarto medio no haces nada. Así, uno puede entender el movimiento de los Pingüinos como un reclamo de que la enseñanza media les diera una validación que ya no da. Bueno, yo creo que va a pasar un poco lo mismo con la educación universitaria.

-¿Va a perder el valor social que se le otorga hoy?

-Claro. Cuando uno conversa con alumnos de esos programas de formación rápida que han sido tan cuestionados…

-Los programas Marmicoc.

-Sí, bueno, esos alumnos se sienten tan universitarios como alguien que estudió en la Chile o en la de Concepción, lo cual es muy inocente, si uno lo piensa en términos analíticos, porque no da lo mismo dónde se estudia. En Chile se están formando distintos tipos de universitarios. Y la apuesta que hemos hecho como país para elegir al mejor universitario es que el mercado actúe después de que la gente terminó la carrera. Y así pasa que se terminan creando universidades, instituciones donde se educan los que tienen menos habilidades para discernir sobre la calidad académica. O sea, yo no sé cuántos hijos de la elite chilena estén estudiando en la Universidad Las Américas en el programa “Executive”. Es un fenómeno bien complejo a largo plazo.

-Parece entonces, que tenemos que arreglar esa frase que nos enorgullecía tanto: el 70 por ciento de los jóvenes que hoy están en la universidad son el primer universitario de su familia… pero no es el universitario que usted cree.


-Sí, estamos masificando una universidad que no es la universidad de antes.

-Sin embargo, ¿no es bueno democratizar la universidad?


-El problema es que estamos democratizando solo nominalmente algo, pero si uno mira cómo se distribuye socialmente el conocimiento en Chile, queda claro que no es conocimiento lo que estamos democratizando. Un dato: si uno mira los proyectos Fondecyt aprobados, el 80 por ciento se lo llevan 4 ó 5 universidades que hacen investigación. Pero si miras dónde estudia la mayor cantidad de gente, ahí no hay investigación, son universidades de formación de pregrado y de postgrado express, de magister los sábados…


“Me pregunto si no estará ocurriendo lo mismo en otras carreras, si no tendremos ya muchos más abogados de los que se necesitan, y si no habrá ya universitarios manejando taxis”


-Hace algún tiempo le pregunté al rector de la Universidad Las Américas por qué en Pedagogía no exigían puntaje de la PSU y respondió que ellos estimaban que ser universitarios era un derecho. Lo que sostenía, en el fondo, era esta idea de democratizar la universidad. ¿Qué te parece eso?

-Pienso que si esa es la convicción, esas universidades debieran ponerse las pilas y ayudar a que sus alumnos adquieran las habilidades que son necesarias para jugar en el mundo universitario. Y uno tendería a pensar que esas universidades, que reciben alumnos con mala base, tendrían que preocuparse de darle las habilidades que sus alumnos no obtuvieron en el colegio. Y la verdad es que eso no es muy común en las universidades privadas. Hay algunas como la Alberto Hurtado que tienen programas dedicados a ello, pero en general no ocurre.

-Decías que el estudiante de los programas de formación especial de Pedagogía se siente de tan buena calidad como el de otras instituciones…


-Sí. Yo hice clases en algunos de esos cursos de formación especial, y te puedo decir que los alumnos, que son gente muy sacrificada, personas que trabajan en la semana y van los sábados a clases, lamentablemente no han desarrollado en su vida escolar las herramientas ni las habilidades de base para entender lo que se les da a entender. A la vez, para esas personas, esos programas son una oportunidad que no pueden desperdiciar. Y tienes tanta o más motivación que los cabros de pre grado.

-Es un desastre dramático. Porque ahora se los responsabiliza a ellos del desastre educativo.

-Sí y la verdad es que creo que los profesores son los menos responsables de lo que estamos viviendo.

-¿Por qué?

-La docencia es una profesión heroica. Yo no sé cuántos profesionales de Chile están 5 para las 8 de la mañana alentando a entrar a una sala, en invierno, con temperaturas cercanas a cero, a que entiendan una ecuación, a 45 cabros que dicen que eso no les va a servir para nada y que el profesor sabe que no les va a servir para nada. Más allá de que el profesor sepa cómo enseñar eso, trabajar en el sistema escolar chileno, sobre todo en los sectores más bajos, es de una intensidad terrible. La gran mayoría de los profesores trabaja así, sin tiempo para preparar sus clases, sin tiempo para leer, y se supone que es una profesión ilustrada. Los profesores son los menos culpables.

-¿Quién es responsable?


-Yo creo que los grandes responsables son los que han tomado las decisiones, en las políticas educativas. Hay algunas que han sido acertadas, por ejemplo las que se impulsaron a principios de los 90 sobre la carrera docente. Pero hay otras cosas que son lamentables, como el financiamiento compartido, que lo aprobó la Concertación entre gallos y medianoche y que hizo al sistema escolar más selectivo aún. Y entonces uno se encuentra con que los niños que viven en las casas más bonitas de la población van a un colegio y los de las casas más feas de la población van a este otro.

Los responsables son los que toman decisiones. Mira, hoy está claro que no necesitamos tantos profesores sino que necesitamos buenos profesores. Para solucionar eso hay ciertas cosas que casi por sentido común se necesitan. Por ejemplo, hacer que todo estudiante de pedagogía pertenezca por lo menos al 20 o 30 por ciento de rendimiento superior de su generación.

-Dicen que si eso fuera así, no habría estudiantes de pedagogía. Porque ese estudiante “Premium” se va a las carreras que rinden.

-Lógicamente, porque la carrera docente no tiene la retribución económica que tienen esas otras carreras. Pero entonces, ¿queremos buenos profes?, ¿queremos de verdad buenos profesores? ¿Queremos de verdad que el sistema escolar iguale resultados sin diferenciar por clase social? Si queremos eso hay que tomar decisiones duras. Por ejemplo, ¿quién se va a atrever a decirle al mundo universitario chileno que nadie con menos de 550 puntos puede estudiar Pedagogía? Eso haría que se cerraran muchas escuelas de pedagogía ¿quién paga ese costo? Por otra parte, si queremos buenos profesores hay que pagarles más. Pero ¿Quién paga el costo de decirle al Colegio de Profesores, mire, estos jóvenes de mejores puntajes van a ganar lo mismo que un abogado en el sistema público y si usted quiere llegar a ese ingreso tiene que acreditar su excelencia con tal y cual proceso? Te fijas que son decisiones de política súper fuerte. Bueno, ahí han fallado quienes tienen la tarea de tomar decisiones.

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